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Yonathan Andía: "Me encantaría jugar en Iberia algún día"

El santabarbarino que brilla en el profesionalismo con Unión La Calera tiene altas expectativas con su futuro: un grande del país, el extranjero, la "Roja"& pero igual entre sus anhelos está vestir de azulgrana.
En conversación con Diario La Tribuna, el lateral derecho comenta sobre las dificultades del fútbol amateur, los talentos que se pierden y el buen presente internacional del club cementero.

Yonathan Andía 19-1,
Yonathan Andía 19-1 / FUENTE:

La noche del

martes 18 de febrero fue una fiesta para los fanáticos de Unión La Calera. En

su estadio, lograron un empate sin goles ante el poderoso Fluminense de Brasil

y avanzaron a la siguiente ronda de la Copa Sudamericana. Tras el partido, los

jugadores festejaron en la cancha el suceso: por segundo año consecutivo, el

equipo del interior de la región de Valparaíso avanza una fase en el torneo

continental.

Unos 650 kilómetros al sur, en la localidad de Santa Bárbara, en la provincia de Biobío, un puñado de personas celebró el acontecimiento como propio. La familia y amigos del santabarbarino Yonathan Andía, una de las figuras de los dos encuentros ante el tradicional elenco de Río de Janeiro, vio como el nacido en ese lugar triunfaba ante los ojos de toda Sudamérica.

Andía, de 27 años, aceptó gustoso la invitación de Diario La Tribuna para conversar sobre su presente en el fútbol profesional, lo que le gustaría lograr en el futuro y su pasado en la provincia.

La verdad es que venimos trabajando desde el año pasado bien, con buenos rendimientos individuales; este año se sumaron más jugadores y un técnico nuevo. Agarramos rápido la idea que quiere él y nos entregamos al 100% con lo que quiere él”, dice Andía en referencia al técnico argentino Juan Pablo Vojvoda, quien llegó para hacerse cargo del elenco calerano este año y ha conseguido mantener el buen rendimiento que ya tenían sus jugadores.

Hoy están en

la segunda fase de la Copa Sudamericana y marchan en el quinto puesto del

Campeonato Nacional, trasformando a su estadio en uno de los más complicados

para el resto de los equipos.

¿Cómo un equipo sin tantos recursos ni cobertura mediática logra lo que ha logrado Unión La Calera? Para Andía, la respuesta es rápida: “Yo creo que el hambre de querer conseguir cosas de parte de todos, cuerpo técnico y jugadores. Estamos afiatados”.

Consultado por el límite al que quieren llegar, el santabarbarino es claro: “Hasta lo más alto posible, siempre a ganador y pensar en grande”.

SURGIDO DE LA PROVINCIA

El caso de

Yonathan Andía es poco común entre los futbolistas profesionales. Con ellos

comparte el sacrificio personal y familiar, las horas de entrenamiento, los

largos traslados y el poco apoyo que reciben las series menores... pero lo que lo

hace extraño es que Andía no pasó por divisiones inferiores de ningún club,

como lo hace el común de los jugadores.

De su casa en calle Las Heras, Yonathan comenzó a trasladarse para jugar en la escuela del profesor Benjamín Muñoz. Ahí jugó prácticamente toda su infancia y juventud. Luego, en 2011, a sus 19 años, llegó al club Santa María de Los Ángeles, en el que estuvo dos años y donde pudo compartir con otros jugadores que luego llegaron a ser profesionales, como es el caso de Eduardo Vilches, el hermano del delantero Andrés Vilches, quien ha tenido pasos por Iberia, San Marcos de Arica y Naval de Talcahuano, entre otros equipos.

De ahí saltó al fútbol de Tercera División, en Deportes Rengo, luego a General Velásquez, Chimbarongo y Limache. Jugando en este último club fue visto por el entrenador Víctor Rivero, quien en ese momento dirigía a la escuadra cementera y lo llevó a formar parte del club profesional.

Sin embargo, el gran cambio en su carrera lo realizó junto al técnico Francisco Meneghini, quien lo vio mejor como lateral derecho que como volante central. Así ha logrado brillar tanto en el plano nacional como en el internacional.

Igual Andía no se olvida de sus inicios. “El fútbol amateur te sirve mucho; ahí hay muy buenos jugadores que quizás por falta de oportunidades, se pierden”, dice a Diario La Tribuna.

Tienen muy poco apoyo, nulo diría yo. Como te digo, en el barrio hay muy buenos jugadores, pero no tienen el apoyo de un club que los vaya a buscar y se preocupe por ellos, que les brinde las armas para que se desenvuelvan tanto dentro como fuera del campo de juego”, añade.

“ME ENCANTARÍA JUGAR EN IBERIA”

Tras su gran

año 2019, Andía incluso llegó a ser sondeado para ir a Colo Colo cuando el

lateral derecho Óscar Opazo tuvo algunas opciones de dejar el club. Sin

embargo, esa opción no se dio y el santabarbarino prefirió cumplir su contrato

con Unión La Calera.

Igual, los

objetivos que se propone para el futuro son ambiciosos, pero no improbables,

pues el nivel que ha mostrado en estos meses da para soñar en grande. Andía lo

resume con “dejar una huella”.

Me gustaría salir al extranjero, jugar en la selección, jugar en un equipo grande de Chile, salir campeón acá... dejar una huella. Y algún día jugar en Iberia me encantaría”, añade.

Andía fue listado por el diario deportivo As como uno de los 10 jugadores del campeonato nacional que han sido injustamente olvidados por Reinaldo Rueda para un proceso en la selección chilena. Sin embargo, la mención a Iberia frena ese tema y tiñe la conversación de azulgrana.

Hincha no sé si soy tanto, pero sí simpatizante. Siempre he seguido al club; anteriomente iba al estadio. Lo sigo ahora y el año pasado porque tenía compañeros que jugaban conmigo. Siempre los estoy siguiendo y espero que hagan una buena campaña este año para poder subir a Primera B, porque es una buena plaza con una hinchada fiel para estar en Primera B. Ojalá que le vaya muy bien a Iberia este año”, dice. Para cerrar, Andía envía un mensaje a los miles de niños y jóvenes de la provincia que, como él, buscan su sueño de llegar a ser futbolistas profesionales. “Les digo que luchen y perseveren, que nunca pierdan su esencia, que crean en ellos mismos, que con la ayuda de Dios todo es posible. Humildad y profesionalismo”, concluye.




matomo