Editorial

Responsabilidad detrás del volante

Accidente contexto - archivo
Accidente contexto - archivo / FUENTE:

La conducción en estado de ebriedad o bajo la influencia de drogas es un acto irresponsable que puede tener consecuencias trágicas. Cada año, en todo el mundo, miles de personas pierden la vida o resultan gravemente heridas en accidentes de tránsito causados por conductores ebrios o drogados.

Sin ir más lejos, la tarde del martes, un bus que salió desde Los Ángeles con destino final en Valparaíso, tenía paradas también en Chillán y Santiago, sufrió un grave accidente en las cercanías de Chimbarongo, cobrando la vida de una persona.  En el vehículo mayor iban un total de 57 pasajeros.

Su conductor, según informó Fiscalía O'Higgins, fue detenido y formalizado tras dar positivo a la prueba de narcotest.  Es ampliamente conocido que las drogas y el alcohol pueden disminuir la capacidad del conductor para reaccionar rápidamente, disminuir la atención y la concentración, y alterar la percepción de la realidad, lo que puede conducir a errores y a la toma de decisiones incorrectas.

Si bien, las diligencias están en curso, este acto irresponsable, puede ser la causa –insisto está en investigación- de la muerte de una persona de 20 años (que hoy lamentamos) y pudo ser el fin de otras 56 personas, que se subieron a ese bus.

Sin embargo, esta editorial no busca condenar, sino a raíz del ejemplo, insistir en la responsabilidad detrás del volante.  No solo de conductores profesionales, o quienes andan en carretera, sino también, de cada persona que cada día se moviliza en un vehículo. 

No hacerlo, si ha consumido alcohol, ni bajo los efectos de estupefacientes, eso está penado por ley; no hacerlo mirando el celular, eso también, está penado hoy; evitar hacerlo si no te sientes bien, o descansado.  Es la forma no solo de salvar tu vida, sino la de otros.

Es necesario que la sociedad en general asuma su responsabilidad en la prevención de la conducción en estado de ebriedad o bajo la influencia de drogas; no sirve intentar evitar la fiscalización, sino ser siempre nuestros propios fiscalizadores, porque si bien las autoridades deben tomar medidas para prevenir y castigar estos actos irresponsables, somos nosotros, cada uno de los conductores y conductoras, los primeros en asumir la responsabilidad detrás del volante.

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