El jueves pasado, en cadena de medios de comunicación, el Presidente Gabriel Boric presentó la Estrategia Nacional del Litio que se articulara sobre cinco elementos fundamentales, que son la participación del Estado en todo el ciclo productivo de este mineral creando para ello una Empresa Nacional del Litio. Además, el esfuerzo de la exploración, explotación y agregación de valor se harpa sobre la base de una "colaboración virtuosa" público-privada. Un punto importante es que se avanzará hacia el uso de nuevas tecnologías de extracción de litio que minimicen el impacto de los ecosistemas en los salares, proceso que tendrá la participación e involucramiento de las comunidades aledañas a las faenas mineras. En forma adicional, se procurará generar productos de litio con valor agregado, incorporando innovación científica y tecnológica para avanzar hacia un desarrollo que sea duradero.
El litio es un elemento clave para la fabricación de baterías, que se utilizan en una amplia variedad de productos electrónicos, así como en vehículos eléctricos.
En los últimos años, se ha debatido sobre la forma en que Chile debería gestionar este recurso natural y sobre la participación del sector privado en su explotación.
La experiencia comparada muestra que diferentes países han optado por distintos modelos de participación pública y privada en la explotación del litio. En algunos países, como Bolivia, la explotación del litio está completamente en manos del Estado
Un modelo que ha sido utilizado en algunos países es la creación de empresas mixtas entre el sector público y privado, en la que ambas partes comparten la responsabilidad de la producción de litio y la toma de decisiones en la empresa. Este modelo ha sido utilizado en Argentina, por ejemplo, donde la empresa estatal YPF ha creado una empresa mixta con la empresa australiana Orocobre para la producción de litio.
Otro modelo que se ha utilizado en algunos países es la concesión de licencias a empresas privadas para la explotación del litio, mientras que el gobierno establece regulaciones para garantizar que la explotación sea ambientalmente sostenible y que se cumplan estándares laborales y sociales. Australia es un ejemplo de lo anterior.
La elección del mejor modelo para la explotación del litio depende de varios factores, como la cantidad de recursos disponibles en un país, la infraestructura existente para la producción de litio, la capacidad técnica y financiera del sector público y privado, así como los objetivos de desarrollo y políticas del gobierno.
Aunque el Ejecutivo anunció la política nacional del litio, que fija los lineamentos centrales sobre la manera en que se explotará el recurso, aún queda un margen importante de decisión para que, en definitiva, lo resuelto sea la más conveniente a los intereses del país. En ese marco, es importante que se establezcan políticas y regulaciones que fomenten la inversión y la innovación en la producción de litio, así como la exploración de otras fuentes de materias primas para vehículos eléctricos, como el cobalto, el níquel y el manganeso. Esto permitiría maximizar el valor agregado de los recursos y mejorar la competitividad del país en el mercado mundial de vehículos eléctricos.