El 9 y 10 de julio, es una fecha muy importante no sólo para el Ejército de Chile sino que para todo nuestro país, ya que recuerda la hazaña de 77 jóvenes que, al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto, entregaron el mayor ejemplo de amor a la Patria: En inferioridad numérica resistieron heroicamente en el Combate de La Concepción, ofrendando sus vidas por un ideal superior.
Actualmente su ejemplo es representado por los miles de chilenos que, a través del Servicio Militar entregan un año de su vida al Ejército y, para honrar el recuerdo de los caídos, juran frente a la bandera defender al país, con su vida si fuese necesario.
Así es, juran frente a su bandera, que representa a todas y todos los chilenos, en un día que también se resalta la importancia de los símbolos patrios.
Y como no, si la bandera compuesta por dos franjas: Una inferior de color rojo y una superior que se divide en 2/3 blancos y 1/3 azul con una estrella blanca de cinco puntas, nos simboliza, es la representación de nuestra cordillera, al mar, el rojo a la sangre derramada por los mártires de la independencia, y una estrella solitaria, que da cuenta de un Estado único e indivisible, que es Chile.
Nuestra bandera, sumado al escudo, nuestro himno patrio son las proyecciones de lo que hemos construido como identidad a lo largo de estos dos decenios. No se trata solo de símbolos, sino de permanencias de nuestra memoria ciudadana y sus usos, ya que no solo es el objeto como valor, sino lo que simbólicamente se proyecta en este y lo representativo que es para nuestra historia. De lo anterior, somos todos y todas quienes debemos dar garantías de su cuidado.
No se puede perder el margen de lo somos y de dónde venimos, que es la base para fijar el rumbo, no se puede perder el respecto por quienes lucharon, y rindieron honores en el pasado a nuestro patrimonio rememorativo e histórico.
Feliz 9 y 10 de julio, para nuestro valeroso Ejército, y para todas y todos los chilenos.