Editorial

Una adolescente asesinada

En el frontis del ex Liceo de Niñas se realizó la velatón, La Tribuna
En el frontis del ex Liceo de Niñas se realizó la velatón / FUENTE: La Tribuna

Es muy difícil referirse a un crimen tan brutal, tan irracional, tan doloroso. Es inimaginable lo que debe estar sufriendo la familia de María Jesús. Vaya a ellos, especialmente a sus padres, nuestras más profundas y sinceras expresiones de pesar y congoja. Esperamos en Dios - o la religión que profesen - que les otorgue consuelo en este momento tan difícil.

Si bien es cierto que la cantidad de crímenes violentos ha aumentado en los últimos años en la ciudad, este asesinato tiene particularidades que causan un impacto mayor. Es que los niños no deben morir. No deben morir de una manera tan cruel, tan alevosa, tan insensata. El asesinato de la estudiante de 16 años ha causado profunda conmoción en la ciudad, en la comunidad provincial en su conjunto. Hacía muchos años que la zona no se remecía por un crimen así. Hay que remontarse demasiado atrás en el tiempo para buscar un hecho criminal que haya provocado semejante tanto dolor, tanto estupor.

Una adolescente con una vida por delante, que era una líder positiva dentro de su comunidad educativa, de esas personas que hace bien conocer. Dirigenta del centro de estudiantes, destacada voleibolista a nivel secundario, una niña que fue destacada por su alegría, por su voluntad por poner siempre "al mal tiempo, buena cara", por no perder la oportunidad de participar en las actividades estudiantiles. Por ser alegre y vital.

Hasta el momento hay un sospechoso. Habría confesado la autoría del homicidio. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer antes que el detenido, que este martes debiera ser formalizado, se enfrente a los jueces para responder por el delito.

El presunto responsable es un ex carabinero que era vecino de la estudiante. El hombre tiene una historia criminal que lo persigue hace una década. En 2014 cometió una serie de atracos, en varios de los cuales actuó con el uniforme de la institución. Pese a la gravedad delos delitos, debido a que en su momento tuvo la posibilidad de pagar una buena defensa, libró con una sentencia de unos cuantos años de cárcel, luego de lo cual volvió a la calle. Abogados que conocen el sistema procesal penal señalan que por la gravedad y cantidad de delitos, además de cometerlos como funcionario activo de la institución con la tenida de la policía uniformada, debiera haber estado unos 10 años privado de libertad.

Lo que importa, en definitiva, es que todo el peso de la ley caiga sobre quien asesinó a la adolescente. Por la forma en que sucedieron los hechos, tiene todos los elementos para que se aplique la máxima pena posible en el sistema penal chileno: presidio perpetuo calificado. Es decir, recién a los 40 años de reclusión puede solicitar algún beneficio carcelario.

La gravedad del crimen amerita que no le tiemble la mano a la justicia para actuar de manera ejemplarizadora. Por María Jesús, la niña que nunca debió morir.




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