Si hay algo que ha caracterizado la historia del nuevo proyecto del estadio de Los Ángeles ha sido un transitar más que azaroso. Lo que partió como un movimiento ciudadano a principios de la década pasada para que la capital provincial contara con un nuevo recinto deportivo, que se sumara al antiguo recinto situado al costado de la laguna Esmeralda, fue tomando forma con el apoyo de las autoridades de ese tiempo.
El corolario de esas intenciones se produjo cuando la ex Presidenta Michelle Bachelet anunció un nuevo estadio para Los Ángeles en su cuenta pública del 21 de mayo de 2014. Parecía que con la manifestación de la voluntad política, el resto del proceso continuaría el camino hasta la materialización de un recinto de estándar Fifa para 10 mil espectadores. No en vano, uno de los argumentos que se esgrimía es que una urbe de la envergadura de la capital provincial, por la cantidad de habitantes y su fuerza económica en la zona centro sur, merecía un recinto de esa envergadura, no solo para el fútbol, sino que para cualquier evento de alta convocatoria, tanto deportivos como culturales.
Sin embargo, lo que vino después ha sido un proceso tremendamente azaroso. Aunque el municipio de Los Ángeles compró un terreno de 28 hectáreas en el sector de Pata de Gallina, al poniente de la ciudad, el proyecto implicaba una inversión muy cuantiosa. Fueron trabajosos los apoyos financieros comprometidos por el Gobierno Regional del Biobío y el Instituto Nacional del Deportes pero los cambios gubernamentales causaron que este último organismo revirtiera su respaldo, frenando cualquier posibilidad de avanzar. En medio, recriminaciones y acusaciones de uso político del proyecto del nuevo estadio para la comuna, tanto para mantenerlo como para sepultarlo. El resultado fueron nuevas dilaciones, sucesivas postergaciones y dudas sobre si esta iniciativa vería la luz al final del camino. Más aún cuando en la última licitación, llevada a cabo en enero de 2019, las propuestas de las empresas interesadas excedieron el presupuesto establecido por el Instituto Nacional de Deportes y el Gobierno Regional, provocando la declaración de desierta.
A más de nueve años del anuncio presidencial, este viernes parece ser que está saliendo humo blanco. El alcalde Esteban Krause y el gobernador regional Rodrigo Díaz anunciaron que en el primer trimestre del próximo año se abrirá el proceso de licitación para la construcción del nuevo estadio municipal.
La idea es garantizar la viabilidad financiera del proyecto, tomando en cuenta los fracasos de las licitaciones de los años anteriores por superar el presupuesto disponible. Es que el costo inicial se estimó en 22 mil millones de pesos pero el encarecimiento de los costos de los materiales y la mano de obra elevaron ese monto a más de 30 mil millones de pesos. No obstante, se proyecta que esta licitación arroje luz sobre los costos actuales y permita avanzar hacia la materialización de este anhelado estadio.
Hay que esperar lo que sucede en este nuevo intento. Las demoras y fracasos de procesos anteriores hacen necesario tomar estas acciones con la necesaria cautela. Sin perjuicio de lo anterior, este anuncio sobre la inminente licitación representa una esperanza que ahora sí sea posible que Los Ángeles (y la provincia de Biobío) tenga un recinto deportivo a la altura de su importancia dentro del país.