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La Tribuna

Malintencionados, inescrupulosos, terroristas

por La Tribuna

Incendios 2023 / Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

Nuestro país se está siendo nuevamente azolado por una ola de fuego que destruye todo a su paso, dejando desolación, pérdida de vida silvestre, destrucción de ecosistemas y lo que es más grave, rompiendo familias, que han visto morir a sus cercanos, por los efectos del fuego.

Más de sesenta eran las víctimas fatales en la región de Valparaíso, en una de las tragedias de este tipo más grandes de la historia y la cifra sigue incrementándose momento a momento, al recorrer los sectores afectados.   El origen, y eso es lo más lamentable, serían individuos malintencionados, inescrupulosos, terroristas que quien sabe con qué oscuras intenciones están acabando con nuestra naturaleza, biodiversidad y nuestra gente.

Ya lo señalaba el Superintendente de Bomberos de Valparaíso, Juan Paredes Brante, en medio del balance de la jornada del domingo, recalcando que "por la experiencia en el Salto del Agua, sí. Esto es totalmente intencional, eso es una realidad a la que debemos hacer frente, y sobre todo porque se han quemado sectores que no tenían por qué quemarse".   Y lo reafirmaba Rodrigo Mundaca, gobernador de la región de Valparaíso, asegurando que desde Conaf le informaron que el sábado "se prendieron cuatro focos intencionalmente".

Ambos, parte de la primera línea de apoyo a los afectados por el fuego, llamaron a perseguir a los culpables, con todos los recursos disponibles, y -una vez identificados- con condenas ejemplificadoras.  Sin duda, el clamor también de nuestra población.

Es imperativo que nuestras autoridades, poder ejecutivo y legislativo, aborden este problema con la seriedad que merece. Las condenas y penas por incendios forestales intencionales deben ser más severas, enviando un mensaje claro de que la sociedad no seguirá tolerando actos tan destructivos.

La justicia debe ser firme y ejemplar, y las comunidades mucho más activas, en denunciar cualquier actividad sospechosa, o peligrosa en nuestros entornos.

Es hora de enfrentar con determinación este desafío y con la claridad que es tarea de todos y todas.  Porque lo único claro aquí que el origen de este desastre no son los conejos, ni las madrigueras, es la indolencia humana.

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