Editorial

Junta de Vigilancia del río Biobío

Río Bío Bío, Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna
Río Bío Bío / FUENTE: Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

El río Biobío es la columna vertebral de la región del Biobío. Sus 380 kilómetros de extensión, desde las altas cumbres de la Cordillera de Los Andes hasta llegar al Océano Pacífico, están tapizados de los principales acontecimientos de la historia nacional, partiendo por la llegada de los españoles hasta la naciente república. En la actualidad, su importancia es gravitante en el concierto nacional ya que en su cuenca conviven la agricultura, la industria, la generación hidroeléctrica, el abastecimiento de agua potable y el turismo.  

Por esa razón, su gestión eficaz y sostenible requiere de la colaboración y la organización activa de todos sus usuarios, desde los regantes hasta las hidroeléctricas. Esta necesidad es destacada por la Junta de Vigilancia del río Biobío, presidida por Juan Vallejos Carle, quien ha subrayado la importancia de una gestión integrada y bien informada del recurso hídrico.

En el seminario "Plan de Invierno 2024: Gestión de Embalses en la cuenca del río Biobío", Vallejos destacó que la misión de la Junta va más allá de la simple distribución del agua. La organización se dedica a recopilar y analizar datos, generar estadísticas y, en definitiva, gestionar el recurso de manera integral. Este enfoque reconoce que las acciones en las partes altas de la cuenca impactan inevitablemente a quienes dependen del agua en las partes bajas.

El seminario, realizado este jueves en Los Ángeles y transmitido por Diario La Tribuna y sus medios digitales, se centró en educar a la población sobre los desafíos hidrológicos críticos en las épocas de invierno y el verano. Vallejos explicó que el invierno trae consigo el riesgo de crecidas, mientras que el verano se caracteriza por el estiaje y la consiguiente escasez de agua. Estos periodos críticos demandan una gestión proactiva y coordinada para mitigar conflictos y garantizar el acceso equitativo al agua para todos los sectores.

Durante el evento, expertos como Andrea Aravena Herrera del Senapred, el Dr. José Luis Arumí Ribera de la UdeC, y Felipe Olivares Thiele de la Asociación de Canales Maule Sur, ofrecieron distintas perspectivas sobre la gestión del riesgo de desastres y la administración de recursos hídricos. Estas intervenciones subrayaron la necesidad de una preparación comunitaria para enfrentar fenómenos naturales como las crecidas invernales, que este año podrían ser significativas debido a la acumulación de nieve.

La organización de los usuarios del río Biobío no solo es crucial para enfrentar las adversidades naturales, sino también para asegurar un uso racional y equitativo del recurso que cada vez es más escaso. En verano, la falta de agua provoca una competencia intensa entre diversos sectores, desde la agricultura hasta la hidroeléctrica, pasando por el consumo humano. Aquí es donde una gestión bien organizada y basada en datos puede marcar la diferencia entre el conflicto y la cooperación.

El seminario es un paso importante hacia la creación de una cultura de responsabilidad compartida y adaptación. La repetición de estos eventos, tanto en invierno como en verano, busca mantener a la población informada y preparada, promoviendo una gestión sostenible del recurso hídrico año tras año.

Por lo mismo, solo la colaboración y la organización de los usuarios ayudarán a enfrentar los desafíos hidrológicos y garantizar un uso adecuado y racional del agua. La Junta de Vigilancia del río Biobío está tomando medidas en este sentido, pero su éxito depende de la participación activa y la conciencia comunitaria. Solo a través de un esfuerzo conjunto se podrá asegurar que el río Biobío siga siendo sinónimo de vida y prosperidad.




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