Tareas urgentes para el delegado provincial

"Los problemas de la provincia no se resolverán únicamente con el esfuerzo de la delegación presidencial", expresó en su primer encuentro con la prensa el delegado presidencial provincial de Biobío, Javier Fuchslocher, quien fue presentado tras el desaguisado que significó la nominación -por menos de 24 horas- de Alejandro Jerez.

La nueva autoridad provincial agregó que "es importante la necesidad de colaboración con municipios, el gobierno regional y otros organismos del Estado para responder a las demandas ciudadanas". Y vaya que tiene razón, especialmente considerando que la tónica suele ser precisamente lo contrario: Desencuentros, oportunismo y crítica fácil de los distintos actores, especialmente entre quienes se desenvuelven en el ámbito político.

Para la provincia de Biobío, en particular, es fundamental contar con liderazgos templados, reflexivos, pero también que cuenten con un elevado sentido de urgencia, con el objetivo de hacer frente a los desafíos que más afectan a la ciudadanía.

En ese contexto, tal como lo reconoció Fuchslocher, una temática de sumo interés dice relación con la seguridad ciudadana, donde especialmente Los Ángeles está al debe, en particular debido al avance del crimen organizado y sus nefastas consecuencias, como los homicidios y balaceras que asolan algunos sectores de la capital provincial.

En ese escenario, el rol de un delegado presidencial es fundamental, ya que -tal como lo establece la ley- debe ejercer las tareas de gobierno interior, especialmente las destinadas a mantener en la provincia el orden público y la seguridad de sus habitantes y bienes.

A ello se suma la necesidad de coordinar los esfuerzos locales para enfrentar con fuerza y efectividad el verdadero flagelo que representa hoy la delincuencia, por lo que debe ser capaz de plantear con fuerza los requerimientos locales tanto en el nivel regional como central, en aspectos tan concretos como la dotación policial o la especialización de las labores de investigación. Sin duda, es obvio que esta última tarea no es sencilla, al estar bajo la subordinación de esos niveles, pero se hace muy necesario que esta autoridad sea vista como un defensor de los intereses de la provincia para que su rol -de relativa reciente creación- adquiera la importancia que se merece.

Un cambio de autoridad representa siempre la oportunidad de hacer las cosas mejor. Es de esperar que este sea el caso, por el bien del propio delegado, pero -por sobre todo- de cada uno de los habitantes de la provincia de Biobío.