La reciente ceremonia de cambio de mando en el Gobierno Regional del Biobío marcó un momento trascendental en la política descentralizada del país. Sergio Giacaman asumió oficialmente el cargo de gobernador regional, sucediendo a Rodrigo Díaz, quien destacó avances en descentralización, infraestructura y medioambiente durante su gestión. Este traspaso de poder no solo simboliza el cambio en la conducción de la región, sino que también pone de relieve un desafío que suele quedarse en el olvido: acercar la labor del Gobierno Regional y de los consejeros a la ciudadanía que, en su mayoría, desconoce el alcance de estas instituciones.
El gobernador saliente subrayó la importancia de la descentralización, un tema que ha sido bandera de lucha en los últimos años. Sin embargo, más allá de los logros administrativos y los escándalos por el caso Convenios, persiste una desconexión entre los habitantes de la región y las decisiones que impactan directamente en sus comunas. La figura del gobernador regional, junto con la de los consejeros, debería ser más que un simple canal para financiar obras de distinta naturaleza. Es fundamental que la ciudadanía comprenda cómo estas autoridades contribuyen a la planificación del desarrollo y cómo pueden participar activamente en estos procesos.
Sergio Giacaman, en su discurso inaugural, destacó la necesidad de construir alianzas entre sectores público, privado y sociedad civil, así como de promover la participación ciudadana. Estas declaraciones evidencian el desafío de transformar el Gobierno Regional en un espacio accesible y cercano para todos los habitantes de Biobío. Las palabras del nuevo gobernador reflejan un compromiso con un progreso equitativo y sostenible, pero ahí es relevante comunicar eficazmente dichos objetivos y avances.
Los consejeros regionales, actores fundamentales en la toma de decisiones, también deben asumir un rol más activo en la divulgación de su trabajo. En la ceremonia estuvieron presentes los representantes de la provincia de Biobío, quienes, junto al gobernador, tienen la responsabilidad de garantizar que los recursos lleguen donde más se necesitan. Sin embargo, para muchos ciudadanos, sus nombres y funciones permanecen en el anonimato, lo que limita la confianza y el interés en los procesos regionales.
El nuevo gobierno regional enfrenta desafíos significativos, desde la reactivación económica y el fortalecimiento de la seguridad hasta la mejora de la conectividad y la dotación de agua en zonas rurales. No obstante, estos esfuerzos solo tendrán un impacto duradero si van acompañados de un enfoque transparente y participativo. La gestión de Giacaman ofrece una oportunidad para redefinir la relación entre las autoridades regionales y la comunidad, asegurando que las decisiones no se perciban como imposiciones, sino como resultados de un diálogo inclusivo.
La descentralización no debe ser solo un ideal administrativo, sino una herramienta efectiva para empoderar a las comunidades, lo que implica no solo ejecutar proyectos relevantes para las comunas, sino también construir puentes de comunicación que acerquen el trabajo del Gobierno Regional a la vida cotidiana de las personas. Solo entonces será posible consolidar una institución que, además de importante, sea plenamente reconocida y valorada por todos los habitantes del Biobío.