Editorial

Senapred: respuesta y prevención

Senapred: respuesta y prevención , Fredy Muñoz / La Tribuna
Senapred: respuesta y prevención / FUENTE: Fredy Muñoz / La Tribuna

El terremoto del 27 de febrero de 2010 no solo causó daños enormes en una porción importante del país, sino que desnudó las graves falencias en el sistema de respuesta ante situaciones de desastre en Chile. La Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), encargada en ese entonces de la gestión de crisis, fue duramente cuestionada por la falta de coordinación y la tardanza en la entrega de información vital emprendió un proceso de modernización en su institucionalidad, que derivó en la creación del Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), vigente desde 2021. 

La principal diferencia entre Senapred y la antigua Onemi radica en su enfoque. Mientras que Onemi operaba principalmente como un organismo reactivo, con un rol restringido a la coordinación de la respuesta ante emergencias, Senapred incorpora una mirada preventiva y de planificación territorial. Esta nueva institucionalidad busca fortalecer la resiliencia del país ante desastres naturales y eventos de gran magnitud, estableciendo mecanismos de preparación con anticipación y reduciendo la improvisación en momentos críticos. 

Uno de los escenarios donde esta transformación ha sido relevante es en la gestión de incendios forestales. Durante décadas, Chile ha enfrentado devastadores siniestros en el verano, con consecuencias irreparables en la pérdida de vidas humanas, viviendas y ecosistemas. En este ámbito, Senapred ha buscado mejorar la articulación entre organismos como la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Bomberos, municipios y el Ministerio del Interior, logrando una respuesta más rápida y efectiva. 

El énfasis en la prevención ha significado la implementación de estrategias como la planificación de cortafuegos en zonas de alto riesgo, la instalación de sistemas de alerta temprana y la realización de simulacros en comunidades expuestas a incendios. A diferencia del pasado, cuando muchas veces la acción se centraba en la reacción ante la emergencia ya desatada, hoy se busca minimizar los riesgos desde la gestión del territorio y la educación ciudadana. 

Sin embargo, aún existen desafíos importantes. La dispersión de responsabilidades entre distintos organismos puede generar dificultades en la toma de decisiones durante emergencias de gran escala. Además, el avance del cambio climático, con temporadas más secas y calurosas, plantea la necesidad de adaptar las estrategias de prevención y reforzar el equipamiento de brigadistas y bomberos. 

Chile ha recorrido un largo camino desde la tragedia del terremoto de 2010 - ya prontos a conmemorar los 15 años - y ha dado pasos concretos para mejorar su respuesta ante desastres. Senapred representa un avance importante en la manera en que el país enfrenta situaciones críticas, pero su efectividad dependerá de la inversión continua en planificación, tecnología y capacitación. En un país sísmico y expuesto a múltiples amenazas naturales, la prevención no puede ser solo un discurso: debe traducirse en acciones concretas que salven vidas y reduzcan el impacto de cada emergencia.

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