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Las historias de vida de mujeres comerciantes de la Comunidad de Frutas y Verduras de Los Ángeles

por Claudia A. Fuentes Riveros

Gabriela, Susana e Isabel son mujeres de alto impacto que por décadas se han desempeñado como comerciantes en el sector de la Vega.

Mujeres de Impacto en el sector de la Vega de Los Ángeles / Diario La Tribuna

Solidarias, alegres y trabajadoras, esas son las características comunes de Gabriela Hernández, Susana Salgado e Isabel Valenzuela, comerciantes de la Comunidad de Frutas y Verduras de la Vega de Los Ángeles, quienes fueron parte del programa Mujeres de Impacto, de radio San Cristóbal.

En un set improvisado, en sus propios puestos de trabajo, y en medio de la contingencia por los temporales que afectaron a la ciudad, se dieron un tiempo para contar más de sus historias de vida, y sobre su vocación por el comercio, heredado en todos los casos por sus padres.  "Este trabajo es heredado, pasa de generación en generación, es una cadena que no se corta", contaron.

Gabriela Hernández: "Mi mamá fue una de las fundadoras"

Con la motivación de aportar en su hogar, cuando sus hijos estaban a punto de ingresar a la universidad, Gabriela decide arrendar el puesto de su mamá -una de las fundadoras de la comunidad de frutas y verduras- para dedicarse al comercio.  Lo hace luego de cumplir durante toda su vida matrimonial, roles de dueña de casa y cuidado de sus hijos.

"Comencé el año 2010, con el objetivo de ayudar a mi marido ya que con un solo sueldo nos íbamos a ver muy apretados, porque mis hijos comenzaban estudios superiores.   Entonces yo me dije, hay que aportar ahora desde fuera de la casa, porque siempre lo hice desde dentro", contó.

Gabriela tenía la faceta comercial por sus padres, quienes se dedicaron al rubro toda su vida, incluso ella desde pequeña venía al lugar a jugar, y también, ayudar en épocas de fiestas, donde habían mayores ventas.  "Mi mamá es una de las fundadoras de la comunidad de frutas y verduras, gracias a ella yo tengo el lugar que tengo", reafirmó. 

Luego que sus hijos terminaron sus carreras, decidió continuar con el puesto, debido a que en el lugar no sólo se trabaja, sino que hay amistades y son una verdadera familia.

Gabriela Hernández  / Diario La Tribuna
Gabriela Hernández Diario La Tribuna

"Gracias a Dios mis hijos ya están trabajando, viven fuera de Los Ángeles, pero yo me quedé porque me dije, qué voy a ir hacer a la casa, sola, ahora trabajo para darme mis gustos, viajar y disfrutar, incluso tengo una persona que trabaja conmigo".

Gabriela señala que le gusta mucho conversar con sus colegas, y sobre todo dar un buen servicio a sus clientes.  "Me gusta atender a mis clientes, y atenderlos bien, porque cuando yo voy a un lugar espero eso, que me atiendan bien, con buena onda, y así lo hago yo, trato que la clientela se vaya contenta".

Su alegría la traspasa dentro de la comunidad que la rodea, quienes la destacan por su optimismo, y la buena relación que cultiva con todas sus "vecinas" de puesto.

Susana Salgado: "Mi familia es la gente con la que trabajo"

Susana está a punto de cumplir 62 años, pero tiene entusiasmo para rato.  Cada día llega a su puesto de trabajo, y enciende el televisor, para ver su canal favorito, una señal que proviene de Argentina.

Comparte con sus vecinas algún desayuno improvisado y se apronta atender a sus clientes.  Es madre de dos hijos, uno biológico y una, "regalo de Dios", según confidenció.

Es hija de don Ricardo Salgado, uno de los primeros transportistas de Los Ángeles, y Guillermina del Carmen Muñoz, comerciantes de la Vega. "Yo me críe en una caja de cartón, al frente del Golosín, luego al lado del río, y luego nos fuimos frente a la Estación, mi padre cargaba camiones de choclo, que salían a Concepción, Temuco y Santiago.  Un día empecé a trabajar como ayudante de cocina, y luego mi papá me pasó 500 pesos de esa época y me dice, vaya a comprar flores, porque ese va a ser su trabajo.  Aprendí mirando.  Toda la vida he sido comerciante porque mis padres me enseñaron eso", relató.

Susana Sandoval / Diario La Tribuna
Susana Sandoval Diario La Tribuna

Destaca por su entusiasmo y lo agradecida que se siente de Dios, ya que -aseguró- ha sido una mujer muy golpeada por la vida, pero ha salido victoriosa.   "Como mujer he salido victoriosa porque tengo al más grande, que me da vida todos los días. Mi padre falleció hace poco y mi madre murió de cáncer, cuando tenía 20 años.  He sufrido mucho en mi vida, pero aquí estoy, críe un hijo hermoso, que es mi puntal, y tengo tres nietos y una nieta de 12 años.  También, me traje a mi hija a los dos años y medio de Argentina, cuando murió su mamá".

Susana, cuenta que sus hijos son su constante motivación, pero que su segunda familia son sus vecinos de la Vega.   "Mi familia es la gente con la que trabajo, donde estoy todos los días.  Mi hijo a veces me dicen porque no te vienes mamá, que hace tanto frío, pero a mí me gusta estar acá, vengo a tomar desayuno, tomamos mate, hacemos cualquier cosa y es bonito compartir, sentirse en familia.  Nosotros nos ayudamos unos con otros", señaló.

"Todos los feriantes somos personas de ayudar, de preocuparnos por los demás, y eso lo hacemos porque nosotros vivimos de nuestros clientes, así como ellos necesitan de nuestros servicios, es bonito sentirse útil, entregar amor", apuntó.

Al mismo tiempo que instó a todas las mujeres, a "disfrutar a concho la vida, porque el tiempo pasa muy rápido".

Isabel Valenzuela: "Yo empecé a trabajar, cuando mi mamá enfermó"

"Cuando mi madre enfermó, yo empecé a trabajar, sin conocer nada, solo lo básico.  A diferencia de las colegas no me crie aquí, siempre estuve en mi casa, pero cuando mi madre (Juana) enfermó el local no podía quedar solo, entonces la idea que fuera una de las hijas que se quedará acá, yo tengo una hermana más, pero ella entregaba ya en el cementerio, así que yo me quedé".

Así fue como Isabel llega el año 2004 a la comunidad de Frutas y Verduras, lo hace en un momento difícil en su vida, pero con la convicción que debe seguir con el legado.  "Siempre fui dueña de casa, dedicada a mi familia, a mis hijos, 100% mamá, pero estar acá es otra vivencia, compartir con la gente y entregar amor es algo que una la llena", contó.

Madre de tres hijos, dos mujeres y un hombre, Isabel no se arrepiente de la decisión tomada, ya que más allá del trabajo, entregar a otros una palabra de esperanza, la motiva cada día.  "Cuando viene un cliente, y ves que puedes apoyar, aunque sea con alguna palabra, es bonito", mencionó.

Isabel Valenzuela  / Diario La Tribuna
Isabel Valenzuela Diario La Tribuna

En lo personal, cuenta que una de sus hijas le gusta el comercio y ha sido su compañera en este trabajo.  "Seguramente ella va a seguir la herencia, porque aquí todo es hereditario, es una cadena que no se corta", aseguró.

Finalmente, instó a otras mujeres a seguir adelante con sus sueños, a ser fuertes y sobre todo agradecidas de la vida.  "Yo solo les diría a las mujeres que no se den nunca por vencidas, porque somos trabajadoras, fuertes, somos mujeres guerreras".

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