A fines de 1850, en el sector de Peñaflor en la comuna de San Rosendo, los abuelos de Héctor Espinoza comenzaron a dedicarse a la producción de vinos de cepa ancestral, especialmente la cepa Malbec, dando vida a la Viña de Tierra Firme.
Aunque el trabajo detrás de la producción puede ser más difícil para una viña pequeña como la suya, Espinoza valora darle el sello patrimonial y ancestral de los vinos, siendo premiados en la vigésimo sexta versión del Catad'Or World Wine Awards, el concurso internacional de vinos de mayor relevancia en América Latina. En esa oportunidad, los vinos premiados fueron Reliquia Centenaria Malbec Reserva 2021 y Malbec Criollo 2022.
Sin embargo, reconoce los desafíos que enfrentan como una viña pequeña en comparación con las grandes empresas tecnificadas. "Nos cuesta un poco más, pero eso también es lo que nos hace únicos. Queremos valorizar nuestro carácter patrimonial y ancestral", asegura.
La Viña Tierra Firme no solo se destaca por su excelencia enológica, sino también por su nexo con la historia local. San Rosendo es conocido por su tradición asociada al apogeo del ferrocarril, ante lo cual, Espinoza expresa que como familia esperan también ser reconocidos como parte de ese legado. "Queremos que San Rosendo sea conocido por su Malbec, un vino que se fusiona con nuestra historia y patrimonio", afirma.
Para quienes estén interesados en visitar la viña, existen varias alternativas. "Nos pueden encontrar en redes sociales como Facebook e Instagram, donde está georreferenciada nuestra ubicación. Además, pueden utilizar aplicaciones como Google Maps o Waze para llegar directamente a nosotros. También tenemos un número de WhatsApp para coordinar visitas", explica.
DE LA COSECHA A LA PRODUCCIÓN
En la Viña de Tierra Firme las uvas son cosechadas a mano en el momento óptimo de madurez, para garantizar el equilibrio perfecto entre azúcar y acidez. Luego de la cosecha, se realiza una selección de los racimos, descartando aquellos que no cumplen con los estándares de calidad establecidos. Las uvas seleccionadas son despalilladas y fermentadas en tanques de acero inoxidable, donde se lleva a cabo el proceso de maceración y fermentación.
Una vez finalizada la fermentación, el vino es trasladado a barricas de roble francés. Este paso es fundamental para otorgarle al vino su carácter distintivo y aroma. El tiempo de reposo varía según el tipo de vino. Finalmente, y luego de esta etapa, el vino es embotellado y etiquetado, listo para ser disfrutado por los amantes del buen vino.
"Producimos un vino de bastante cuerpo, con sabores y aromas bien marcados sumado a todo el trabajo que hay detrás de lo que se ve en la botella", destaca.
"Somos una pequeña viña familiar, ancestral que ha pasado por tres generaciones. Empezaron los bisabuelos por el año 1850 aproximadamente. Después mis abuelos. Luego siguió mi papá y ahora estoy yo involucrándome más en este mundo de los vinos" explica Héctor Espinoza sobre la historia de la viña Tierra Firme, que adoptó ese nombre, dadas las características de la superficie donde se emplazan los viñedos ancestrales, de más de 150 años.