Identidad

El culebrón y el quique: ¿Qué se esconde detrás de los misteriosos relatos del campo chileno?

Existen diversas historias que atribuyen al mítico culebrón pactos misteriosos a cambio de prosperidad económica. Ello a diferencia del quique, que es un habitante de nuestros campos. Dicha especie construye guaridas subterráneas, que cava con su hocico y patas, creando túneles de hasta quince metros de largo.

Familia de quiques, Familia de quiques Créditos: Fotografía incluida en presentación realizada en Los Ángeles por el DR. Juan Carlos Ortiz, autoridad científica de Chile en fauna silvestre e investigador de la UdeC.
Familia de quiques / FUENTE: Familia de quiques Créditos: Fotografía incluida en presentación realizada en Los Ángeles por el DR. Juan Carlos Ortiz, autoridad científica de Chile en fauna silvestre e investigador de la UdeC.

En los relatos de nuestros campos, algunas historias han sido compartidas de generación en generación, llegando a convertirse en leyendas. Una de ellas es la del culebrón, una criatura que, según estos relatos, debe ser siempre bien alimentada. Se dice que suele rondar las lecherías o habitar bajo los pisos de las casas, siempre manteniéndose a distancia de las personas, como si se escabullera en las sombras.

Según las narraciones populares, tiene una longitud de aproximadamente un metro, con un cuerpo cilíndrico cubierto de escamas similares a las de un pez, lo que le otorga un aspecto reptiliano. Sobre su lomo corre una franja de gruesos pelos de color castaño oscuro, acentuando su imponente presencia. La cabeza del culebrón es descrita como parecida a la de un gato, con grandes ojos brillantes que parecen hipnotizar a quienes los miran fijamente. Aunque muchos aseguran que carece de extremidades, algunos testimonios afirman que posee pequeñas patas traseras apenas visibles, lo que añade más misterio a su figura.

Este ser mítico es conocido por su preferencia por los lugares solitarios y soleados, alejados de la presencia humana. Se dice que se le ha visto en las orillas de ríos y escondido entre los troncos de viejos árboles en montes boscosos.

En Los Ángeles, al igual que en otros lugares de la zona centro y sur del país, se asocia su presencia a la prosperidad económica, aunque derivada de pactos intrigantes para la mayoría de las personas.

En algunas zonas, se cuenta que el culebrón habita en zonas más recónditas, y se cree que nace de un huevo puesto por un gallo, una creencia que ha perdurado a lo largo del tiempo. Además, algunos relatos que se comparten en los campos dan cuenta que el culebrón lleva a sus crías en la cavidad bucal, depositándolas y recogiéndolas cuando es necesario, un comportamiento que recuerda a las especies chilenas del género Rhinoderma (Ranita de Darwin).

En cuanto a su alimentación, la "biología popular" atribuye al culebrón un apetito voraz. Se dice que su mirada es tan terrible que arroja a los pequeños pájaros directamente en sus fauces, capturándolos con su poderoso aliento. Una historia cuenta que un arriero de la cordillera vio un culebrón bajo un quillay, capturando a cualquier pájaro que se acercara. Además, se asegura que el culebrón no solo devora terneros, sino que también busca la leche de las vacas.

Otro relato describe cómo se observó a un culebrón introduciéndose culebras en la boca, lo que alimentó la imaginación popular. Este relato podría encontrar su respuesta en la naturaleza: En ciertas épocas del año, las culebras, principalmente las de cola larga que habitan nuestra zona, se agrupan bajo el estímulo del celo, formando lo que popularmente se conoce como "yepos". La observación de un culebrón supuestamente mostrando cuidado parental podría ser simplemente un mamífero ingiriendo culebras, un alimento que le resulta sumamente apetecible.

A lo largo de los años, muchos han afirmado haber visto o incluso capturado un culebrón, pero siempre, de alguna manera, esta criatura logra escapar, dejando solo historias y rumores en su estela. A pesar de estos numerosos relatos y testimonios, la existencia del culebrón sigue siendo un misterio.

EL QUIQUE: ¿EL PROTAGONISTA DETRÁS DEL MITO DEL CULEBRÓN?

¿Podría ser el culebrón algo más terrenal?  Al analizar las descripciones, se encuentran similitudes con un habitante real de nuestros campos: El quique, de nombre científico Galictis Cuja. En entrevista con diario La Tribuna, el zoólogo y académico de la UdeC campus Los Ángeles, Jonathan Guzmán explicó que, aunque el culebrón ha sido un personaje central en el folclore chileno, su existencia podría estar inspirada en este pequeño mamífero carnívoro que habita nuestras zonas rurales. "A primera vista, el quique presenta sorprendentes similitudes morfológicas con la criatura mítica. Su cuerpo fusiforme, alargado y cilíndrico, se asemeja a la descripción del culebrón, con patas cortas que apenas se notan a simple vista, lo que refuerza la idea de un ser sin extremidades. Su cola frondosa y robusta recuerda al lomo cubierto de pelos gruesos que se atribuye al culebrón en los relatos populares" expresó.

Pareja de quiques:  Registro de vigilancia nocturna en la Cordillera de Nahuelbuta  / Raúl Briones, investigador pleno Bioforest Arauco y especialista en insectos, manejo y conservación de fauna.
Pareja de quiques: Registro de vigilancia nocturna en la Cordillera de Nahuelbuta Raúl Briones, investigador pleno Bioforest Arauco y especialista en insectos, manejo y conservación de fauna.

Agregó que la cabeza del quique podría fácilmente confundirse con la del culebrón, especialmente en condiciones de poca luz o cuando se observa a distancia. Sus largas uñas curvadas, aunque más discretas, aportan otro elemento que refuerza la imagen de un ser misterioso y temido. "El único mamífero alargado con cabeza gatuna, mal interpretado por un espantado observador, debería ser un mustélido, ya sea un chingue o un quique, lo que sugiere que muchos de los avistamientos del culebrón podrían haber sido simples encuentros con estos animales" agregó el biólogo.

El pelaje del quique también juega un papel crucial en esta confusión. Con un color que varía entre el amarillo y el gris mezclado con negro, y una franja blanca que atraviesa su cabeza y cuello, el quique tiene un aspecto que podría fácilmente interpretarse como el de un culebrón. "Esta franja, que se extiende hasta su cola, recuerda a la línea de escamas y pelos descrita en las leyendas, sugiriendo que las observaciones del culebrón podrían haber sido en realidad encuentros con un quique" explicó el investigador.

Movimientos bajo tierra

El comportamiento del quique, a su vez, complementa esta similitud. Construye guaridas subterráneas, cavando con su hocico y patas, creando túneles de hasta quince metros de largo que terminan en cámaras espaciosas. Este hábito de cavar y moverse bajo tierra podría haber alimentado la idea de un ser que se desplaza en secreto, apareciendo solo en momentos fugaces y en lugares recónditos, como el culebrón. "Durante la crianza, el quique se vuelve especialmente activo, suministrándoles a sus crías carne de aves y ratas campestres" dijo el académico, al explicar los cambios de conducta que experimentan dichas especies. En dicha época, se vuelven más fieros y cazadores, dando origen al dicho popular "Estar hecho un quique". Ese período, podría coincidir con la época en la que más avistamientos se reportan del culebrón, cuando el quique es activo e inquieto, reflejando su vitalidad durante sus cacerías.

Además, los quiques tienen un comportamiento peculiar que podría haber contribuido al mito del culebrón. "Cuando se desplazan en grupo, lo hacen en fila india, con el hocico de uno tocando la cola del precedente. Desde lejos, esta formación lineal puede dar la impresión de una serpiente negra listada de blanco que se mueve por el campo, lo que podría haber sido interpretado como la visión de un culebrón".

Además de su habilidad para cazar roedores, el quique también se alimenta de anfibios, lagartos, sapos y culebras, lo que podría haber dado lugar a la creencia de que el culebrón engulle culebras. Guiado por su agudo sentido del olfato, el quique sigue a sus presas con precisión, superando cualquier intento de confusión por parte de los roedores hasta que finalmente los alcanza y devora.

"El quique es un animal social que disfruta del calor del sol y de la compañía de su grupo familiar. Sin embargo, cuando se siente amenazado, libera un olor fétido desde sus glándulas anales, un mecanismo de defensa que puede percibirse a gran distancia y que tal vez contribuyó a la leyenda del culebrón" explicó Guzmán.

A pesar de las similitudes, el quique es una especie real y protegida, cuyo estado de conservación es de "preocupación menor" según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aunque su tendencia poblacional es desconocida.

"Lamentablemente, muchos quiques, junto a otros animales, son víctimas de atropellos en los caminos de nuestra región. Implementar cruces subterráneos para la fauna podría ser una estrategia efectiva para proteger a estos importantes habitantes de nuestros ecosistemas y una medida hacia el desarrollo sostenible al que aspiramos" sugirió el académico.

En paralelo, citó al herpetólogo chileno Roberto Donoso Barros, quien al analizar la historia del culebrón, señala que "nuestro culebrón no parece ser sino una versión de la vieja leyenda del basilisco (el Rey de los Reptiles) cuyos orígenes se pierden en la historia de la fantasía", y no es más que una de las tantas variaciones del mito de la serpiente que surgió prácticamente en todos los pueblos, pero que en el fondo es una consecuencia del temor que produce la culebra. Esta observación sugiere que el culebrón podría estar basado en mitos antiguos que han evolucionado a lo largo del tiempo, adaptándose a las creencias y tradiciones locales.




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