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La Tribuna

Aves del Laja: Un espectáculo de colores y cantos en el Parque Nacional en Antuco

por Claudia Robles Maragaño

Estudiantes y académicos han desarrollado catastros en la zona cordillerana de la provincia de Biobío con la finalidad de contribuir al conocimiento de nuestro patrimonio natural.

Tenca en Antuco / Foto Jonathan Guzmán

El Parque Nacional Laguna del Laja, en Antuco, se extiende por aproximadamente 11.600 hectáreas y es conocido por su diversidad de ecosistemas que incluyen bosques, estepas y formaciones volcánicas. Es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y ofrece una variedad de actividades al aire libre.

En entrevista con diario La Tribuna, el Dr. Jonathan Guzmán, biólogo y profesor asociado del Departamento de Ciencias Básicas de la Universidad de Concepción campus Los Ángeles, destacó que el parque alberga una alta diversidad de aves que capturan la atención con sus colores y cantos. El clima, que varía entre mediterráneo y templado húmedo, es propicio para una amplia variedad de especies. "El parque alberga una alta diversidad de especies de vertebrados como herpetozoos, aves y mamíferos, como el zorro culpeo, pero más allá de todos estos vertebrados, sin duda, con sus colores y cantos, las aves se roban la película. Nos cautivan con sus hermosos cantos, que van desde los más estruendosos hasta los más profundos y desgarradores. Las aves son un grupo altamente asociado a nuestras vidas y recuerdos" manifestó el zoólogo.

Cabe mencionar que estudiantes y académicos de la Universidad de Concepción campus Los Ángeles han desarrollado catastros de la fauna en la zona con la finalidad de contribuir al conocimiento de nuestro patrimonio natural. Estas observaciones ratifican la rica y diversa avifauna del Parque Nacional Laguna del Laja, que se convierte en un refugio vital para las aves. "Estos registros enriquecen nuestro conocimiento científico y resaltan la necesidad de conservar y proteger estos tesoros naturales" expresó el biólogo al ser consultado sobre los impactos de las investigaciones desarrolladas en la zona cordillerana.

Agregó que comprender este patrimonio "nos permite apreciar la dinámica, la biología, distribución y estados de conservación únicos de estas especies, más allá de simplemente referirnos a ellas como pájaros. La observación y estudio continuo son esenciales para entender mejor sus patrones de comportamiento y distribución, asegurando así su preservación y la del ecosistema que las sustenta".

DE CANTOS Y COLORES

Chucao en Antuco / Foto Jonathan Guzmán
Chucao en Antuco Foto Jonathan Guzmán

Entre las especies más destacadas en el parque nacional se encuentran el típico y elegante chincol (Zonotrichia Capensis), el pequeño y ágil rayadito (Apharastura Spinicauda), el hermoso zorzal (Turdus Falcklandii), el rapidísimo chercán (Troglodytes Aedon) y la diuca (Diuca Diuca). El chincol, con su canto distintivo, es un símbolo común en muchas zonas de Chile, tanto en ambientes naturales como en parques y jardines urbanos.

También se puede escuchar el canto del esquivo chucao (Scelorchilus Rubecula) que aporta un toque de misterio a los densos bosques del parque con su melodioso canto. Esta hermosa ave habita y es endémica de los bosques templados de Chile y Argentina, desde Colchagua al Golfo de Penas, incluyendo Isla Mocha y hasta Magallanes y la Antártica Chilena. Es una especie omnívora que consume semillas y una amplia variedad de invertebrados, siendo los insectos más comunes en su dieta los coleópteros e himenópteros.

"Según creencias populares entre los mapuches, el chucao tiene distintos significados dependiendo de si su canto proviene de la derecha o la izquierda del viajero, interpretándose como augurio de buena o mala suerte respectivamente" dijo el académico, que con preocupación agregó "tristemente esta hermosa ave, ve su hábitat afectado por la fragmentación y degradación causada por los incendios forestales y la presión maderera, lo que pone en riesgo la supervivencia de sus poblaciones".

Otras de las aves que habitan en el Parque Laguna del Laja son el aguilucho (Geranoaetus Polyosoma), también conocido como "Ñanco". Esta ave rapaz suele posarse en la cima de los árboles altos, y es particularmente conocida entre los mapuches por su papel en las supersticiones locales. "Como en el Chucao, pero con una variación, la posición del aguilucho ya sea a la derecha o a la izquierda del camino del viajero, se interpreta como un signo de buena o mala suerte durante el viaje". 

Chincol en Parque Laguna del Laja / Foto Jonathan Guzmán
Chincol en Parque Laguna del Laja Foto Jonathan Guzmán

En el parque también se puede observar a la diuca, un ave pequeña de color gris, a excepción de la garganta y el abdomen, que son blancos y están separados por una franja gris que atraviesa el pecho. También está el Cometocino, que adiciona color ya que destaca por sus tonos grises y amarillos.

El zorzal, conocido por su destreza en la búsqueda de lombrices e insectos tras las lluvias, motiva la esencia poética de "Chile Lindo", siendo una figura emblemática celebrada en la cueca y en las adivinanzas que destacan su habilidad para capturar presas larguruchas.

Junto a él, el chercán es conocido por anidar en los huecos bajo las tejas y en las grietas de las paredes. "Estas aves no solo son parte integral del ecosistema del parque, sino que también son un recordatorio vívido de la rica biodiversidad y la conexión profunda entre la naturaleza y la cultura en Chile" manifestó el zoólogo de la UdeC. Sobre esta ave comentó que "a pesar de su reducido cuerpo, el chercán tiene un gran impacto en el ecosistema. Sin embargo, en las zonas rurales, algunas personas creen erróneamente que su presencia atrae culebras, debido a que las culebras suelen atacar sus nidos para comer sus polluelos".

Otra de las aves que se puede observar en Antuco y gran parte de la zona centro y sur del país es el treile o queltehue. Existe una creencia generalizada de que el treile anuncia la proximidad de lluvias con sus gritos insistentes. Observaciones repetidas han confirmado que sus vocalizaciones a menudo preceden cambios meteorológicos, lo que le ha valido una reputación de "avisador de lluvias".

La tenca (Mimus Thenca), conocida por sus hermosos cantos y su capacidad de imitar sonidos, es también parte de una creencia popular que la asocia con la llegada de cartas o visitas agradables. Aunque se deja ver más ocasionalmente, su presencia siempre es bienvenida. Por otro lado, el tordo, con su plumaje oscuro y canto melodioso, añade un toque especial a la sinfonía del parque. Se suma el llamativo pitio, un pájaro carpintero, que resuena en los bosques con su tamborileo característico sobre los árboles, donde busca su alimento. Este sonido es una parte integral del ecosistema forestal del parque. Además, el colegial y la dormilona añaden dinamismo a las zonas abiertas del parque con su presencia activa y movimientos constantes. Finalmente, el rayadito, con su plumaje a rayas y comportamiento incansable, se desplaza ágilmente entre las ramas. Esta ave es endémica de Argentina y Chile, típica de los bosques andino-patagónicos, aunque también se encuentra en matorrales en el ecotono con la estepa.

RESIDENTES Y MIGRATORIAS

Zorzal en Parque Laguna del Laja / Foto Jonathan Guzmán
Zorzal en Parque Laguna del Laja Foto Jonathan Guzmán

El rayadito es residente permanente de nuestros bosques, no realiza grandes desplazamientos. Se alimenta principalmente de insectos, incluidas larvas defoliadoras, lo que lo convierte en un aliado importante para el control de plagas. Además, el rayadito presenta una estrategia reproductiva interesante: Aunque es socialmente monógamo, estudios en su distribución más austral han reportado casos de crías nacidas fuera de la pareja principal, lo que aumenta la calidad genética de la descendencia, destacó el académico Jonathan Guzmán.

El parque también es hogar de diversas rapaces diurnas como águilas, halcones y los comunes tiuques. Estas aves contribuyen significativamente al control de especies de pequeños mamíferos, especialmente roedores. Las rapaces nocturnas, como lechuzas, búhos y chunchos, continúan este trabajo durante la noche, encargándose de los roedores nocturnos y crepusculares.

Entre las aves migratorias que visitan el parque, las bandurrias (Theristicus Melanopis) son especialmente notables. Estos visitantes efímeros llegan a finales del otoño e invierno, migrando desde la región de Los Lagos hacia el norte del país. Se pueden observar en zonas aradas, sembradas y orillas de lagos y lagunas, y sus hermosos cantos resuenan cuando sobrevuelan no solo el parque, sino también la ciudad de Los Ángeles.

Por otra parte, los bulliciosos cantos del loro choroy (Enicognathus Leptorhynchus) alertan de su paso durante todo el año, pero su presencia es más notoria a finales de invierno y comienzo de la primavera, cuando miles de ejemplares tiñen de verde los cielos de los campos y la ciudad en las tardes y mañanas. A veces, también se les puede ver sobrevolando la comuna de Antuco.

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