El hecho de soñar con enfermedades no nos arroja ningún aspecto positivo, por el contrario, siempre está vinculado a desgracias, malos entendidos, mala racha, problemas de salud y con acontecimientos desagradables que ocurren o pueden llegar a suceder en nuestra vida.
También estos sueños están ligados directamente a nuestra autoestima y a nuestra manera de ver el mundo. Algunas posibles interpretaciones te las dejamos a continuación.
Soñarse enfermo nos advierte que hemos tomado malas decisiones y que estamos arrepentidos de que las cosas hayan tomado este indeseado rumbo. También puede vincularse con el agotamiento físico y mental que sufrimos actualmente, tras haber emprendido muchos proyectos juntos.
Soñar con una enfermedad terminal denota depresión e impotencia tras no poder solucionar asuntos de nuestra vida. Carecemos de toda clase de esperanza y estamos inmersos en la oscuridad. Tengamos en mente que todos los problemas tienen solución.
Ver algún amigo o familiar enfermo en el sueño simboliza la falta de atención hacia nuestros seres queridos. Ellos nos necesitan, debemos acompañarlos en los buenos y en los malos momentos.
Si una enfermera se hospeda en nuestra casa significa malos tiempos, épocas de enfermedades, aunque también hace alusión a la aparición de personas desagradables en nuestro entorno.
Por el contrario, soñar que una enfermera abandona nuestro hogar implica que a partir de ahora, todo marchará bien y los problemas se irán solucionando.
Soñar con una enfermedad repentina indica que deberemos postergar algunos planes para evitar inconvenientes.
Es común en estos tiempos tener pesadillas con la enfermedad del cáncer. Esto denota deficiencias emocionales, no nos sentimos a gusto con nuestra vida.
Soñar con enfermedades de transmisión sexual, tales como el Sida, hace referencia a la necesidad de afecto. Nos resulta imposible olvidar nuestras relaciones con ex-parejas. Tarde o temprano, tendremos que superar estos hechos.
En síntesis, las enfermedades en los sueños representan nuestra falta de seguridad y nuestro desprecio con nosotros mismos. Nos sentimos incapaces de afrontar ciertas crisis emocionales que estamos atravesando, lo cual conlleva a la desesperación.