En el corazón de Mulchén, una pequeña ciudad que ha sido testigo del esfuerzo y la perseverancia de mujeres emprendedoras, nace una historia que inspira a todos aquellos que sueñan con hacer crecer sus proyectos, no solo por el beneficio personal, sino por el bienestar de sus familias y de la comunidad.
Es la historia de Casa Ruda, una empresa de cosmética natural fundada por dos mujeres, dos madres, dos artesanas, Giselle Cubillos y Elizabeth Godoy, que decidieron unir fuerzas para superar los desafíos del emprendimiento en solitario y transformar sus sueños en una realidad que hoy es conocida y valorada por quienes buscan productos de calidad, naturales y éticamente elaborados.
El inicio de Casa Ruda no fue un camino fácil, ni mucho menos, pero fue el resultado de años de trabajo en solitario lo que impulso la necesidad de unir fuerzas, ideas y forjar esta oportunidad laboral vínculo que con el tiempo les ha entregado independencia económica.
Cada una de las fundadoras de Casa Ruda había seguido su camino por separado, dedicándose al desarrollo de productos de cosmética natural, pero enfrentando los mismos obstáculos que muchos emprendedores: la falta de recursos, la competencia desleal y el temor a no poder sostener a sus familias.
Sin embargo, el destino quiso que se encontraran y, al hacerlo, vieron la oportunidad de apoyarse mutuamente para construir algo mucho más grande que lo que cada una había logrado por su cuenta.
"Durante mucho tiempo, cada una trabajó en su propio taller, desarrollando sus productos con amor y dedicación, enfrentando los desafíos de emprender en solitario. Pero entendimos que juntas podíamos más: más estabilidad para nuestros hijos, más oportunidades para mejorar, más posibilidades de sostener nuestro hogar y nuestra economía sin que la competencia fuera un obstáculo", indicó.
En relación al llamativo nombre que las caracteriza, Cubillos señaló que Casa Ruda es sinónimo de lucha, de fortaleza, de crecimiento. Un nombre que evoca el espíritu de la naturaleza y de las raíces profundas de quienes, con esfuerzo y valentía, logran transformar las dificultades en oportunidades.
Giselle Y Elizabeth habían comenzado en su propio taller, en sus hogares, elaborando productos con esmero y dedicación. A través de los años, perfeccionaron sus fórmulas y encontraron el equilibrio perfecto entre lo artesanal y lo natural. Pero no fue sino hasta que decidieron unir sus esfuerzos, cuando el proyecto comenzó a despegar.
En conversación con Diario La Tribuna, ambas sostuvieron que, el primer paso fue dejar de ver el emprendimiento como una competencia y comenzar a verlo como una oportunidad de colaboración. La decisión de unir sus talleres y sumar fuerzas no solo les permitió a ambas mejorar la calidad de sus productos, sino que también les brindó estabilidad económica.
Como todo gran proyecto, Casa Ruda no estuvo exenta de desafíos. Desde el perfeccionamiento de las fórmulas hasta la mejora en la presentación de los productos, cada avance fue fruto de un arduo trabajo y aprendizaje continuo.
Pero ambas destacan que, la maternidad ha sido el motor del emprendimiento. Para las fundadoras, ser madres no solo ha sido una fuente de inspiración, sino también un recordatorio constante de la importancia de construir un futuro mejor para sus hijos. La decisión de no rendirse, de seguir adelante a pesar de las dificultades, está ligada directamente a su compromiso con sus familias.
En tanto, la formalización del negocio y la creación de un laboratorio de bajo riesgo fueron pasos fundamentales para consolidar el proyecto. La legalización de Casa Ruda no solo significó un avance en el camino hacia su crecimiento, sino también un acto simbólico de fortaleza, un reconocimiento al esfuerzo y a la dedicación de quienes lo han hecho posible.
Después de años de sacrificios y trabajo constante, Casa Ruda sigue avanzando y ahora se prepara para dar un gran salto. "Hoy después de un largo camino se abren puertas para seguir progresando y prontamente nos encontraremos en mall plaza los Ángeles con nuestra cosmética natural. Para nosotras un sueño que parecía inalcanzable", dicen con emoción las fundadoras, anticipando la expansión que traerá consigo esta nueva etapa.
El hecho de poder llevar sus productos a un centro comercial es una prueba de que el arduo trabajo recompensa.
Hoy, Casa Ruda es mucho más que una marca de cosmética natural. Es un proyecto de vida que ha demostrado que, a pesar de las dificultades, siempre hay espacio para crecer, para soñar y para construir un legado.
Casa Ruda continúa creciendo y dejando su huella en el mundo de la cosmética natural, con la firme convicción de que juntas, como mujeres, madres y emprendedoras, siempre se puede ir más lejos.
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