Nuestra Estrategia Regional de Desarrollo al año

2030, actualizada por la creación de la Región de Ñuble, considera en uno de

sus ejes estratégicos la conectividad aeroportuaria y parece ser una gran

opción la puesta en marcha de vuelos comerciales del aeropuerto de María

Dolores. De hecho, uno de sus objetivos estratégicos se refiere particularmente

a logística aeroportuaria y busca Fortalecer el desarrollo de la logística

aeroportuaria, así como su conectividad con la red logística nacional.

Complementariamente, de acuerdo a datos entregados

por la Municipalidad de Los Ángeles y la Cámara de Comercio, la industria

hotelera de la comuna recibe mensualmente cerca de 3.900 pasajeros que llegan

en vuelos comerciales hasta Concepción y de ellos, el 85% llega por razones de

negocios. Lo anterior garantiza una tremenda oportunidad de crecimiento para el

sector turismo, considerando que, según las líneas áreas, la actividad

turística se incremente entre hasta un 25%, en las ciudades que reciben vuelos

comerciales.

He sido testigo últimamente de muchas declaraciones

de diferentes autoridades políticas y líderes regionales, quienes han optado

por enfocar su opinión en forma crítica hacia los recursos asignados para la

ampliación del principal aeropuerto regional. Pero me parece que es un tremendo

error presentar esta discusión como una dicotomía entre el aeropuerto Carriel

Sur de Talcahuano y este anhelado proyecto, fundamentalmente porque ambos son

necesarios y tienen objetivos de desarrollo, que son absolutamente

complementarios.

En el caso del primero, el desafío es transformarse

en un aeropuerto internacional, que sea una real opción para movilizar a todo

el sur de Chile hacia las diferentes ciudades del mundo, y en el caso de María

Dolores, la idea es generar conectividad nacional, fundamentalmente hacia la

Región Metropolitana que permita continuar con el desarrollo económico que ha

tenido la Provincia de Biobío y probablemente más importante, la generación de un

polo de atractivo turístico, efectivo hacia la zona andina del Biobío.

Si nuestra estrategia regional de desarrollo es de

verdad, y trasciende los ciclos electorales, debería necesariamente considerar

los recursos que esta importante obra requiere para la provincia de Biobío, y

concretar así un deseo muy sentido en los habitantes de la zona.

Al menos hoy, el interés de líneas aéreas, la

industria local y los municipios está más vivo que nunca.