Opinión

Educación o instrucción

ALEJANDRO-MEGE-4,
ALEJANDRO-MEGE-4 / FUENTE:
"Se equivocan de cabo a rabo quienes confunden ingenua o maliciosamente educación con la instrucción. Esta última comprende a la entrega de información. Pero la educación implica, en su sentido pleno y complejo, la formación de seres humanos". 

Alejandro José López Cáceres.

Al igual que los conceptos de ética y de moral, que usualmente son considerados sinónimos, no siéndolo, suele ocurrir lo mismo con los conceptos educación e instrucción cuando se les asigna un significado similar y aunque las diferencias parecieran ser sutiles, lo cierto es que éstas no son menores. Así, se define a la educación como la acción de desarrollar las facultades intelectuales, físicas y morales del niño o del joven por medios de preceptos, ejercicios y ejemplos en un proceso de movilizar y hacer aflorar, es decir, "sacar hacia afuera", sus capacidades internas, expresarlas, teniendo el educando un rol activo  que requiere tiempo y un trabajo personalizado; constituye un proceso axiológico, relacionado con el desarrollo humano integral (holístico). Por su parte, instruir es enseñar (mostrar), informar o comunicar ideas o doctrinas  y constituye un aprendizaje conceptual y procedimental que se produce desde afuera hacia adentro. Para educar es necesario "ser", para instruir basta con "saber" y si bien instruir constituye un medio para educar, por sí sola la instrucción, sin los atributos propios de la educación, sigue siendo solo eso: instrucción. La educación es el conjunto armónico de ciencia, técnica y arte, adornado todo el conjunto por principios éticos y comportamientos morales. La instrucción es práctica, es conocer para saber hacer algo, acción que no siempre tiene componentes éticos ni comportamientos morales. Para ejemplarizar de manera simple:  una persona  que solo aprende el procedimiento para conducir un vehículo, es instruida; ahora, si junto con conducir el vehículo respeta las leyes del tránsito, sabe y asume el comportamiento ciudadano del respeto por el otro que ese acto conlleva y demanda, es educada. Los ejemplos se pueden multiplicar, solo veamos lo que ocurre a diario en nuestra sociedad donde personas que se consideran ser muy bien "educadas", incluso con diplomas y certificados que las instituciones educacionales  avalan, solo demuestran estar hábilmente bien "instruidas" en procedimientos y mecanismos utilizados para engañar y defraudar a las personas y la fe pública y hacerse mañosamente de los recursos que, a la postre, son patrimonio de la sociedad para solucionar los problemas que viven los más necesitados y que son también más honestos.

En resumen, la educación es un proceso integral y valórico que se desarrolla en el individuo desde adentro hacia afuera y que dura desde que se nace hasta que se muere; en cambio la instrucción es un proceso que no es integral, no necesariamente valórico y puede realizarse en breves periodos de tiempo para capacitar a una persona para que pueda realizar determinadas funciones.

El gran problema de nuestro sistema educacional es que la educación que se tiene, por las características, los resultados que logra y el impacto que tiene en la vida de las personas y de la sociedad, no resulta ser la verdadera educación como se ha definido, de manera universalmente reconocida y aceptada y, aunque nos duela y no quisiéramos reconocerlo, nuestro sistema, que llamamos de educación, es más bien, mayoritariamente, un sistema de instrucción, ya que como sistema educativo resulta ser desigual, individualista, competitivo y discriminatorio, un tanto ajeno a la formación integral del individuo, donde los derechos humanos (la educación es uno de los prioritarios) y los valores necesarios para una vida democrática, justa y solidaria; respetuosa, sin violencia ni vandalismos,  están lejanos o ausentes. Así, la educación se convierte en instrucción cuando no tiene la atención que se merece ni se le asignan los recursos necesarios y las autoridades no la consideran una prioridad, más cuando para algunos sectores una sociedad bien educada e informada, que opina y pide más participación, más trasparencia y honestidad en la función pública, más oportunidades y más democracia, no les parece conveniente para sus intereses.

Alejandro Mege Valdebenito.

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