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Columnista

COVID y variante Pirola

Nicolás Saá Muñoz

Académico Facultad de Medicina UCSC

por Nicolás Saá Muñoz

Ha sido noticia en los últimos días la aparición de una variante nueva del COVID-19 (SARS-CoV-2) designada como BA.2.86, coloquialmente llamada "Pirola", en referencia a un asteroide descubierto en 1927 y también símiles en su forma a las plantas herbáceas Pyrola que tiene tallos largos y hojas ampliamente elípticas.

Esta nueva variante no es tan nueva, ya que fue descubierta en agosto del 2023 en Israel, pero recientemente Dinamarca, Estados Unidos y el Reino Unido informaron de casos similares ¿Qué trae esto de nuevo? La OMS la ha declarado como variante de interés de estudio y seguimiento por la autoridad sanitaria, pero "el riesgo evaluado para la salud pública en este momento es bajo y que la actual inmunidad de la población obtenida por la vacunación sigue teniendo una alta reacción cruzada con esta variante".

Los estudios indican que es de una alta transmisibilidad, pero que desarrolla una enfermedad menos grave. Es muy interesante lo que ha logrado Pirola, ya que presenta una notable cantidad de mutaciones: alrededor de 30 modificaciones de aminoácidos en su proteína espiga en relación con la subvariante BA.2 de ómicron, su variante antecesora directa.

Estos cambios hacen que pueda infectar a las células pulmonares en forma más eficiente utilizando la enzima celular TMPRSS2 para ingresar, copiando el comportamiento de las variantes de los primeros años de la pandemia (alfa, beta, gamma y delta). Por lo que se pudiera deducir que es una variante más agresiva, pero bueno para nosotros los humanos, "se redujo la producción de nuevas partículas virales infecciosas en las células infectadas, lo que puede limitar la propagación y el potencial patógeno". Esto explica su comportamiento. De todas maneras, debemos practicar la humildad epistémica y la prudencia más en salud pública y prevenir.

La sintomatología de Pirola según las series clínicas presenta: estornudos, dolor de garganta, dolor de cabeza, fatiga, fiebre, secreción nasal, cambios en el sentido del gusto o del olfato, erupciones cutáneas, cambios en la boca o lengua como úlceras o dolor, dolor en los dedos de las manos o pies, diarrea, picazón en los ojos. ¿Y cómo podemos evitar su contagio? Con todas las medidas que hemos utilizado y muchas lamentablemente desechado: lavado frecuente de manos con agua o en su defecto utilización de alcohol gel,  cubrir boca y nariz con el antebrazo al estornudar o toser, mantener actualizado el esquema de vacunación, usar mascarillas en lugares de alta concentración de personas como medios de transporte público, hospitales y clínicas,  además de lugares  cerrados que mantienen gran aglomeración de personas como mall, cines y oficinas públicas, entre otros.

Por lo tanto, cada cierto tiempo nos enfrentaremos a nuevas variantes, pero nada nuevo a lo ya vivido. Como sociedad hemos adquirido experiencia y recordar los años 2020 a 2022, en tanto a los cuidados a nivel personal como comunitario que hemos "apreHendido" al enfrentarnos al COVID.

Y como nos recuerda la enseñanza sufí: "Esto también pasará" (algo que nosotros ya sabemos).

Nicolás Saá Muñoz

Académico Facultad de Medicina UCSC

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