Enfrentándose a los nubarrones de la inflación, el gobierno chileno ha atravesado casi dos años de arduo combate en busca de retomar la meta del 3%, establecida por el Banco Central. Esta decisión no ha sido sin consecuencias, manifestándose en un incremento de la tasa de interés, la cual alcanzó un 11,25%, impactando directamente en préstamos y tarjetas de crédito utilizadas para mitigar el aumento del costo de vida.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales, cabe destacar que las medidas tomadas han divergido de las recomendaciones convencionales. El aumento del gasto público y la contratación de 100,000 empleados para el sector público, sumado a un déficit proyectado del 3% del producto interno bruto al cierre del año 2023, han colocado a los ciudadanos en el centro de ajustes y sacrificios.
Este sacrificio, destinado a reducir la inflación, no solo afecta a la generación actual, sino también a las venideras, cuyo sueño de adquirir una vivienda propia podría quedar fuera de alcance, considerando tasas de crédito hipotecario cercanas al 2% que se presentan como una utopía, al menos durante la próxima década.
La clase política, lamentablemente, no ha asumido la responsabilidad de abordar diversas problemáticas que afectan a la población, tales como seguridad, economía, salud, educación y pensiones. La única solución propuesta parece ser el aumento de impuestos, donde no se ofrecen garantías suficientes para que los ciudadanos desarrollen sus actividades de manera tranquila.
Frente a este panorama, en el horizonte se avizoran algunos riesgos como la búsqueda de un líder al estilo Nayib Bukele chileno, con propuestas de corte populista para abordar el problema central del país: la seguridad.
En el ámbito económico, un grupo de diputados ha presentado la polémica propuesta de autopréstamo de hasta $5,000,000, que, según algunos, parece ser un retiro camuflado. La incertidumbre radica en la posibilidad de que este préstamo único no se devuelva, dada la idiosincrasia política del país.
¿Qué pasa con las proyecciones de crecimiento? Se anticipan años de bajo crecimiento económico; alcanzar el 2% necesario para mantener el nivel de empleo parece una tarea difícil para el año 2023, proyectándose un modesto 1,75%. La pérdida de esperanza en una política económica procrecimiento se hace evidente para algunos, sugiriendo que estas medidas podrían contradecir los principios fundamentales del gobierno actual.
Surgen preguntas sobre las acciones del gobierno para reducir sus costos. En este sentido, recientes noticias sobre el cierre de albergues, las Aldeas SOS en Concepción y los Establecimientos de Larga Estadía (Eleam) en diversas partes del país reflejan decisiones difíciles que afectan a los más desprotegidos, recordándonos que la verdadera medida de la dignidad de un país se revela en cómo trata a sus ciudadanos más vulnerables.
Para encaminar nuevamente por una buena senda al país se requiere políticas de Estado en materias educacional, económica y social. Con prioridad en la recuperación de valores como el respeto, el diálogo. Además de lograr una mejor formación académica para las próximas generaciones de tal manera que como dice el himno nacional que ese mar que tranquilo te baña les prometa futuro esplendor.
Cristóbal Cifuentes Torres
Abogado tributario - Portafolio legal