Opinión

La educación de ayer y de hoy

ALEJANDRO-MEGE-4,
ALEJANDRO-MEGE-4 / FUENTE:
"La meta final de la verdadera educación es no solo hacer que la gente haga lo que es correcto, sino que disfrute haciéndolo; no solo formar personas trabajadoras, sino personas que amen el trabajo; no solo individuos con conocimientos, sino con amor al conocimiento; no solo seres puros, sino con amor a la pureza, no solo personas justas, sino con hambre y sed de justicia." (John Ruskin 1819-1900, Sociólogo y escritor que influenció en Mahatma Gandhi)

Recibimos la gentil invitación, junto a otras docentes retirados ya del ejercicio profesional y que teníamos en común habernos formado como profesores en alguna de las extintas escuelas normales cuya importancia en la historia educacional de nuestro país, especialmente en la alfabetización y socialización de la población de los sectores rurales aún se recuerda y reconoce,  para participar en un proyecto, factible de publicación, consistente en recordar y describir nuestras experiencias de los primeros años de ejercicio docente así como la diferencia que apreciamos de la educación de esos tiempos con lo que ocurre en la educación actual en cuanto a la formación del ser humano como tal y como miembro de la  sociedad de la   que fuimos y somos parte.

Si bien he tenido la suerte y la oportunidad de ser actor, más que espectador, tanto desde el interior de una sala de clases de una, más que modesta, escuela primaria rural multigrado, apenas iniciada la década de 1960, como de una escuela básica  urbana, y luego en la educación media y superior, siempre en permanente contacto con la realidad social  en las circunstancias en la que se imparte la educación pública y privada y poder hacerlo hasta nuestros días, considero que en educación rural nunca se ha hecho lo suficiente y la situación en que se encuentran aún no pocas escuelas rurales así lo demuestra.

Existiendo una serie de características y variables que marcaron el desempeño de la profesión en los primeros años de ejercicio (y que espero relatar en el proyecto aludido) la  diferencia más marcada y que más  resiento en estos tiempos, entre la educación de esa época y la actual- asumiendo que la realidad de la vida en sociedad es dinámica y cambiante- tiene que ver con la educación formativa integral, holística, de las nuevas generaciones que se tenía en  esa época, característica que le es ajena y que se encuentra, con escasas  excepciones, abandonada en la educación en nuestros días. En  la formación profesional normalista se nos insistió que la verdadera educación no consistía solo en la adquisición de conocimientos y el desarrollo de destrezas intelectuales y técnicas así como  de habilidades física y artísticas, siendo tan importante como aquello  la formación y practica de hábitos y actitudes sociales para una convivencia sana, fraternal y respetuosa   con las demás personas y con el medio social y natural en que nos correspondía compartir; que cada estudiante, cada uno con sus personales diferencias, de cuna, familiares, económicas, religiosas, de raza, apariencias física o de otro tipo, eran sujetos valiosos por el solo hecho de ser personas y que debían ser considerados, tratados y formados en y con valores éticos y  morales como la honestidad, la verdad y la justicia; el amor y el respeto por la familia, la patria y los símbolos que la representan; usar  el diálogo y no la violencia para dirimir conflictos; que la mentira, el robo y el engaño eran actitudes repudiables ya que sin los atributos propios de la ética y la moral, la educación deja de ser tal y, a lo más, ser solo instrucción para recibir una certificación que le permita competir con otros para ganarse la vida, donde el cómo hacerlo no resulta ser lo relevante, hecho que, al parecer tampoco a la sociedad y a no pocas familias, autoridades incluidas, por cierto, les importe mucho. En este panorama educativo, a diferencia de hoy, el profesor era la figura clave del proceso (la "joya de la corona" para el doctor en neurociencia Francisco Mora Teruel), un profesional respetado y respaldado por la comunidad escolar y ciudadana, siendo, especialmente en el sector rural una autoridad a la que se recurría para orientar y liderar diferentes organizaciones comunitarias y cuya tarea educacional formadoras de hábitos y actitudes socializadoras ingresaba a los hogares a través de la formación que la escuela inculcaba en sus hijos, ya que podrán cambiar muchas cosas cuando el dinero manda, pero los valores humanos y los Derechos Humanos son permanentes e inalienables. Es lo que la educación en mis años de inicio profesional tenía y de los que hoy lamentablemente adolece y como sociedad lo estamos sufriendo.

Alejandro Mege Valdebenito

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