Tras el Estallido Social y la llegada del Coronavirus como pandemia, los chilenos alcanzamos una deuda con las empresas generadoras de energía que alcanza los 6 mil millones de dólares.

Toda deuda se debe pagar, pero el problema es que estas crecen, al igual que la cesantía y la inflación, golpeando de forma agresiva a las familias vulnerables, que son mucho más que el 40% del que habla el Registro Social de Hogares.

El último informe de Política Monetaria del Banco Central conocido como Ipom, da cuenta de una alarmante demora en la estabilización del Índice de Precios al Consumidor, que es el indicador que nos habla del aumento o disminución de los precios de productos incluidos en la llamada "Canasta Familiar", que considera la tarifa de la electricidad.

Según los cálculos, la cuenta de la luz de cualquier familia de Chile debiera aumentar durante el segundo semestre de este año entre un 30 a un 60 por ciento, cuestión que incidió en todos los cálculos respecto de la inflación, pues esta, bajo los nuevos números, solo se estabilizaría en torno al 3 por ciento en 2026. Se avecinan 6 meses duros para aquellos que no viven en los extremos de la riqueza o de la pobreza, o si prefiere, se viene meses difíciles para la clase media que históricamente, es la encargada de dar la fuerza laboral que mueve la economía de nuestro país.

Los alcaldes de la zonas sacrificadas para la producción de energía, hemos pedido hasta el cansancio un sistema tarifario diferenciado que de cuenta de la explotación de recursos naturales, que si bien pertenecen a tod@s l@s chilen@os, afectan directamente a nuestros vecin@s con represas y molinos de viento  que solo existen en nuestras comunas.

Que se entienda bien, hemos adquirido una deuda gigante con las generadoras,  pues fueron ellas las que entendieron las dificultades que generaron hitos tan grandes como el Estallido Social y la Pandemia y son las mismas, que insertas en el libre mercado y en las condiciones aceptadas por nuestros gobernantes, las que hoy nos recuerdan que debemos pagar, porque todos sabemos que en la vida, quedan muy pocas cosas que son gratis.

Es el momento de pagar y si bien, se ha legislado recientemente sobre este tema en cuanto a los subsidios a los más vulnerables y a la reducción de un 20% del total de los aumentos en las cuentas (íbamos a pagar un 80% más distribuidos en 6 meses y se logró negociar para llegar a un 60%), lo cierto es que una vez más la clase media queda en medio de todo y es la que debe hacerse cargo del problema.

Yo sé que es de público conocimiento, pero me permito recordarle que lo que ha hecho la empresa privada y el gobierno es sincerar los costos reales de la deuda y que lo que aumentará nuestras cuentas serán la generación, la distribución y la transmisión eléctrica y, contra eso, es poco lo que podemos hacer.

Como alcalde tengo la claridad de la existencia de una cultura en que las deudas se pagan, pero el problema es de dónde sacaremos ese dinero, considerando que la crisis social de 2019 y a la llegada y control del Coronavirus, debemos sumarle la guerra entre Ucrania y Rusia que dispararon los precios del trigo, el aceite y los derivados del petróleo, todo mientras los sueldos no suben y las familias, para poder seguir, aumentan sus deudas.

Presidente, señor ministro de Hacienda, sé que ya lo han legislado, pero así como podemos hacer una ley corta para un feriado, también podríamos hacerlo para apoyar a los chilen@s que no podrán pagar sus cuentas de la luz, sin dejar de pagar otras cosas. La cuenta no puede subir un 60% en 6 meses si los sueldos siguen estancados, si aún existe el miedo a la recesión y si los créditos para renegociar deudas siguen con tasas altísimas.

Jorge Rivas Figueroa

Administrador Público - Licenciado en Ciencias Políticas