Opinión

Erradicación del Edadismo

Investigador Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible
Universidad Autónoma de Chile

Eduardo Sandoval, U. Autónoma
Eduardo Sandoval / FUENTE: U. Autónoma

De acuerdo con las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas, se estima que este año 2024, la proporción de personas mayores superará al porcentaje de personas menores de 15 años, explicado en parte, por la disminución en las tasas de natalidad, el aumento de las expectativas de vida y la reducción de la mortalidad en mayores de 60 años.

A pesar de que el envejecimiento es un proceso irreversible, heterogéneo y que forma parte del ciclo vital, paradójicamente suele percibirse como un proceso asociado únicamente a las pérdidas, el aislamiento o el deterioro. La infantilización, despersonalización y deshumanización de los mayores, así como el uso de diminutivos, estereotipos y prejuicios en contra de los mayores no sólo daña a las personas, sino que debilitan nuestra sociedad.

Las personas mayores son una fuente de experiencia, conocimiento y resiliencia. Han superado obstáculos y desafíos que las generaciones más jóvenes no habían enfrentado, transmitiendo experiencias y saberes invaluables. Este aprendizaje intergeneracional construye comunidades más fuertes, otorgándonos un sentido de continuidad e identidad cultural.

En este sentido, urge avanzar en la formulación de políticas, promulgación de leyes e intervenciones socioeducativas basadas en evidencia que reconozcan las potencialidades del aprendizaje intergeneracional. Imagine una sociedad inclusiva en el que los mayores sean reconocidos y valorados adecuadamente. Su sabiduría puede guiar la innovación, enriquecer la generación de conocimiento y contribuir al desarrollo de las futuras generaciones, garantizando un mejor futuro.

Nuestros mayores son el legado vivo de nuestro pasado, pero también del futuro al que aspiramos. Sus experiencias nos conectan con nuestra historia, con nuestros valores y con los pilares de una nación altamente resiliente. Con cada práctica discriminatoria en contra de los mayores, corremos el riesgo de perder una parte vital de nosotros mismos. El cambio cultural debe fundamentarse en un mayor respeto, dignidad y valoración de los talentos y capacidades de las personas, más allá de la edad.

Erradicar la discriminación por edad no es sólo un imperativo moral, sino que un paso estratégico para el desarrollo sostenible. La inclusión no se trata sólo de justicia, sino de aprovechar transversalmente el potencial de cada generación para la construcción de un país respetuoso, democrático e inclusivo para todos/as.

Eduardo Sandoval-Obando

Investigador Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible

Universidad Autónoma de Chile

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