Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) en Chile juegan un rol crucial en nuestra economía, similar a su importancia en los países más desarrollados. Estas empresas no solo son fundamentales para la generación de empleo, sino que también impulsan la innovación y la diversificación económica. Sin embargo, enfrentan desafíos significativos que deben ser abordados para maximizar su potencial.

En Chile, las Pymes representan aproximadamente el 99% del total de empresas y generan cerca del 70% del empleo formal. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2021, había alrededor de 235.569 Pymes en el país. Estas cifras subrayan su importancia en la estructura económica chilena, similar a la situación en países desarrollados donde constituyen la columna vertebral de la economía. Por ejemplo, en la Unión Europea, las Pymes representan el 99% de todas las empresas y generan el 66% del empleo total.

A pesar de su importancia, en Chile enfrentan varios desafíos. Uno de los principales es el acceso al financiamiento. Según un informe del Banco Central de Chile, solo el 30% de las Pymes tiene acceso a crédito bancario, en comparación con el 60% en países desarrollados como Alemania. Esta limitación financiera restringe su capacidad para invertir en tecnología, expandir operaciones y mejorar la competitividad.

Otro desafío significativo es la informalidad pues muchas operan en ella. Como causa se argumenta con frecuencia que se debe a la complejidad de los trámites legales y administrativos ergo la burocracia, pero en realidad es atribuible a una incapacidad de los reguladores de fiscalizar y hacer cumplir la ley. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor del 40% de las Pymes en Chile operan en la informalidad. Esto no sólo limita su acceso a financiamiento y apoyo gubernamental, sino que también reduce su capacidad para crecer y para lo que es realmente más importante en su rol como empresa, contribuir plenamente a la economía y al bienestar social.

Comparativamente, las Pymes en países desarrollados suelen beneficiarse de un entorno más favorable. En Alemania, por ejemplo, las Pymes reciben un apoyo significativo del gobierno en términos de financiamiento, capacitación y acceso a mercados internacionales. Además, la infraestructura digital avanzada y las políticas de innovación robustas facilitan la adopción de tecnologías emergentes, lo que mejora la productividad y competitividad de las Pymes.

Para abordar estos desafíos, es crucial que Chile implemente políticas públicas que fortalezcan el ecosistema de las Pymes. Esto incluye mejorar el acceso al financiamiento a través de programas de crédito específicos y garantías estatales, simplificar los trámites administrativos para reducir la informalidad y promover la digitalización mediante subsidios y capacitación en tecnologías digitales.

En conclusión, las Pymes son fundamentales para el desarrollo económico de Chile, al igual que en los países más desarrollados. Sin embargo, para que puedan alcanzar su máximo potencial, es necesario abordar los desafíos que enfrentan, especialmente en términos de financiamiento, formalización y digitalización. Con el apoyo adecuado, las Pymes pueden convertirse -como en la gran mayoría de los países desarrollados- en los motores para la innovación, el empleo y el crecimiento económico sostenible de Chile.

Roger Sepúlveda Carrasco

Rector Universidad Santo Tomás

Región del Biobío