Opinión

O´Higgins

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ALEJANDRO-MEGE-4 / FUENTE:
"Combínense como quieran los cetros y las coronas de la dilatada Europa, atraviesen los mares sus escuadras mercenarias, ellas las verán estrellarse contra un mundo de libertad, y, a su pesar, lo verificarán más rápidamente por los triunfos de la patria y las hazañas de sus héroes". 

Bernardo O´Higgins.

Cada 20 de agosto recordamos el nacimiento, hace 146 años, del más importante de los "Padres de la Patria", el libertador, don Bernardo O´Higgins Riquelme y lo hacemos por un imperativo histórico, por un deber ciudadano y de conciencia para no olvidar y mantener viva hoy, tan vigente como ayer, la figura y el mensaje del más grande de los forjadores de nuestra nacionalidad. Y la historia se oirá de nuevo porque es necesario y porque constituye el relato más valioso del evolucionar de un pueblo y la construcción de una nación libre y soberana. De lo que se ha escrito en torno a su vida, solo algunos pasajes sobre la que han escrito historiadores como soldado, gobernante, estadista visionario, así como de hijo y de padre que, venciendo toda clase de dificultades, dedicó su vida entera al servicio de lo que más amaba, su patria y su familia y que escribiera con su pluma y con su espada, con su ejemplo de auténtico patriota e inquebrantable espíritu, la etapa más gloriosa y decisiva de nuestra historia. Junto a lo anterior, resaltan las virtudes éticas y  morales que mantuvo durante su vida, las que deben ser referentes necesarios de ser imitados en una etapa  ciudadana  en que se han ido perdiendo con consecuencias lamentables para la convivencia en una sociedad fragmentada y que nos recuerda cuando escribe: "Yo considero a los pehuenches, puelches y patagones por tan paisanos como los nacidos al norte del Bío-Bío, y después de la independencia de nuestra patria, ningún acontecimiento podría darnos mayor satisfacción que presenciar la civilización de todos los hijos de Chile".

"Mis intereses personales -dice el Libertador- son los que menos he cuidado en toda mi vida, particularmente cuando los de la patria están de por medio. Sí; de esta patria que desde los 15 años de mi primera edad fue el ídolo de mi corazón en la tierra, y lo será hasta el último aliento."

Con profunda humildad,  Bernardo O´Higgins, junto con  reconocer su falta de profesionalismo como militar, demuestra su gran decisión y esfuerzo por aprender y le escribe al coronel Juan Mackenna "...recurro a usted porque se perfectamente mi deficiencia en asuntos militares y la necesidad que tengo de los consejos e instrucciones de un oficial de su reconocida competencia y versación". Esto lo dijo uno de los libertadores de América, un soldado que militó en todos los ejércitos de los países latinoamericanos participantes en la revolución emancipadora. Fue General de Brigada del Ejército de Los Andes, de las Provincias Unidas del Río de la Plata; Gran Mariscal y Capitán General del Ejército de Chile; Gran Mariscal del Ejército del Perú y General del Ejército de la Gran Colombia y de este ejemplo debemos aprender quienes, con suficiencia y, a veces con arrogancia, creemos que lo sabemos todo y capaces de hacerlo todo, buscando, con méritos o sin ellos, alguna figuración, ensalzando los méritos propios y desconociendo los de aquellos que verdaderamente y en justicia se lo han ganado.

Afirma el Libertador que  en toda sociedad el individuo debe distinguirse solamente por su virtud y su mérito y que el verdadero ciudadano, el patriota que se distingue en el cumplimiento de sus deberes es el único que merece perpetuarse en la memoria de los hombres.

La escritora inglesa María Graham, que lo conoció personalmente, lo describe "como un hombre modesto, llano, de modales sencillos y sin pretensiones de ninguna clase. Que si bien ha realizado grandes hechos, los atribuye a la influencia del amor patrio que, como él dice, puede inspirar a un hombre corriente, los más nobles sentimientos..."

Sentía el Libertador, tan hondamente, el ideal democrático e igualitario, que aún en el ejercicio del cargo de Director Supremo del país, no abandonó la modestia y llaneza que caracterizaron toda su vida. El trato que dispensaba a la gente humilde y a sus servidores, no se diferenciaba del que otorgaba a sus familiares o a los altos funcionarios. Junto a ello, nos transmite su profundo amor filial hacia su madre Isabel y a su padre Ambrosio, aunque distante; mismos sentimientos y dedicación que tuvo con su hermana Rosita y su hijo Demetrio, siendo la educación una de su mayor atención y preocupación porque de ella dependía el mejor destino de la patria. Este es el patriota y ciudadano que no se puede olvidar y un ejemplo de amor por la Patria.

Alejandro Mege Valdebenito

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