Opinión

Las ilusiones de Leonardo

Aeródromo María Dolores, Archivo La Tribuna
Aeródromo María Dolores / FUENTE: Archivo La Tribuna

"Estás jugando con mis ilusiones", me escribió por Whatsapp mi amigo Leonardo, mientras compartía un pantallazo con la noticia de la posibilidad que la aerolínea Jetsmart retome los vuelos comerciales a Los Ángeles, desde el aeródromo María Dolores.

Es que Leonardo debe viajar muy a menudo. Todas las semanas debe hacerlo. La naturaleza de su trabajo lo hace ser una especie de trotamundos que lo lleva a donde sea necesaria su presencia, especialmente en la capital, pero también al norte y al sur del país sin distinción.

Y debe viajar desde Los Ángeles por tierra hasta Carriel Sur, esperar todo lo que hay que esperar y embarcarse. Y lo mismo de vuelta. Me confiesa que si bien el viaje a Concepción ahora es mucho más rápido por la nueva autopista, su sueño sería embarcarse en el aeródromo María Dolores. Serían unos 15 minutos, quizás un poco más, y ya estaría en la terminal área para abordar el avión y llegar a destino.

Al final, gana en tiempo para él. También para su familia.

Lo de Leonardo representa la necesidades de cientos de habitantes de esta zona, incluida la vecina provincia de Malleco, que, por motivos principalmente de trabajo, deben desplazarse en avión. También desde la capital hacia nuestra zona. Cerca de un millar, de acuerdo a un estudio de demanda elaborado por la Dirección de Aeropuertos.

Poca gente recuerda que los primeros vuelos comerciales en Los Ángeles partieron en la década del 40 en el aeródromo El Avellano, en lo que ahora corresponde al sector norte de la ciudad.

Sin embargo, las insuficientes condiciones de seguridad obligaron a cerrarlo a fines de los ’50. Recién, en 1968, se retomaron los vuelos cuando se habilitó el aeródromo María Dolores, unos ocho kilómetros al norponiente de la capital provincial. Lo que parecía ser la concreción del sueño de unir a la ciudad con el resto del país se fue diluyendo a poco andar. Aunque en los años ’90 se renovó el esfuerzo por retomar los vuelos, la falta de pasajeros volvió a dejar todo a fojas cero.

Los tiempos han cambiado desde aquellos años hasta la fecha. Antes, volar era un lujo, un privilegio para unos pocos. Ahora, gracias a la mejora en los ingresos de la población y el surgimiento de líneas áreas de bajo costo, abordar un avión es una cuestión mucho más común.

Por eso, que se replanteara la idea de los vuelos comerciales en María Dolores no un despropósito. Por el contrario, es para satisfacer una necesidad, cubrir un requerimiento de un número importante de potenciales pasajeros que ahora no tienen más opción que trasladarse a Concepción para hacerlo.

Mi amigo quiere creer. Y hay buenas razones para creerlo. Se están dando los pasos, a veces no con la premura necesaria, pero se avanza. Todo apunta a que, en el mediano plazo, volveremos a tomar altura desde la zona de Los Ángeles y no, ya no jugarán con las ilusiones de Leonardo.

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