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La Tribuna
Columnista

Democracia y elecciones

Alejandro Mege Valdebenito.

por Alejandro Mege Valdebenito.
"El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros" 

Ambrose Gwinet

Entre las numerosas definiciones de democracia que se conocen, como aquella que es citada con mayor frecuencia y que expresara quien fuera presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln: "La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", o como la definiera la canciller alemana Angela Merkel: "La democracia es la mejor herramienta para asegurar la igualdad y la justicia para todos", encontramos en la mayoría de ellas, con menor o mayor énfasis en uno u otro sentido, coincidencias que identifican la democracia como un "estado político que nos permite hacer  que  la vida social y política tome el rumbo decidido por los ciudadanos" y es común encontrar en las definiciones de democracia los conceptos de "pueblo", "ciudadano" y de "libertad". De modo que, dicho de otra manera, la democracia resulta ser entonces la construcción política social que hacen quienes ostentan la calidad legal de ciudadanos y que, en unión con otros,  se constituyen en el pueblo él que, de manera consciente e informada, con entera libertad y autonomía, se pronuncia y decide  elegir a quienes serán los que lo representen en los distintos niveles de los poderes públicos de la administración del Estado y que constituyen la instancia jurídica  necesaria para legislar  en la creación de las leyes que permitan - que es lo que se promete- alcanzar, con equidad y justicia, el bienestar y progreso para todos los habitantes de una sociedad y un país, independiente de su condición social, económica, de raza, posición política, de tener una determinada creencia  religiosa o de no tener ninguna. La libertad del ciudadano para elegir es la base para que exista verdadera democracia ya que, como dijera  el premio Nobel de Literatura el mexicano Octavio Paz: "Sin libertad la democracia es nepotismo, sin democracia es una quimera". Es por ello que, tanto la palabra democracia, como de la libertad para ejercerla, cada cierto tiempo se somete a juicio público  toda vez que se realizan actos eleccionarios donde el conjunto de ciudadanos, el pueblo, debe pronunciarse sobre los diferentes candidatos que postulan a cargos de representación popular; saber de sus posturas  y   propuestas que ofrecen de resultar electos, de modo que los electores, el pueblo, pueda sufragar y respaldar alguno de ellos y hacerlo de manera libre e informada. Como debiera ser.

Sin embargo, el libre ejercicio de la democracia - considerado el menos malo de todos los sistemas de gobierno conocidos- requiere que los ciudadanos electores estén en condiciones de ejercer ese (su) derecho como una decisión personal de manera consciente e informada, pero sabemos muy bien que eso casi nunca ocurre así, por cuanto no todas las personas  está en condiciones de conocer y menos de apreciar las cualidades de los diferentes candidatos -hecho que, por lo demás no sería posible porque no conoce ni sabe de todos ellos- y procede de acuerdo a la información, interesada casi siempre, que recibe por diferentes medios y cuando llega a conocer las trayectoria de algunos, los resultados electorales que obtienen unos o el desempeño posterior en el ejercicio de otros,  para bien o para mal, no dejan de sorprenderlo. De ahí que la mejor manera para que la democracia sea tal, todo ciudadano debe estar preparado y en condiciones igualitaria de poder libremente ejercerla, sin depender siempre  de la opinión o el deseo de otros, situación que conlleva haber tenido una educación que lo habilite no solo para el trabajo o el ejercicio de una profesión, sino que lo dote de las condiciones personales necesarias  para saber distinguir los valores que  adornan a unos y a otros que permitan  construir una sociedad donde vivir de manera honesta, respetuosa, solidaria y convivir en paz con otros, en la idea de democracia que sustentaba Abraham Lincoln: "Del mismo modo que no sería un esclavo, tampoco sería un amo. Esto expresa mi idea de la democracia".

Alejandro Mege Valdebenito

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