Opinión

Luces, árbol... ¿y deudas?: festejar con responsabilidad

Departamento de Economía/ Facultad de Administración y Negocios
Universidad Autónoma de Chile, Temuco.

Michelle Mieres, U. Autónoma
Michelle Mieres / FUENTE: U. Autónoma

Las festividades de fin de año son un período de alegría, pero también representan un desafío para nuestros bolsillos. Este año, de acuerdo con el INE, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre registró un aumento mensual de 0,2% (menor a lo esperado y al 0,4% del mismo periodo en 2023), acumulando un 4,7% en lo que va del año. Aunque alimentos y bebidas no alcohólicas presentaron una disminución del 0,3%, otras áreas, como equipamiento del hogar (1,6%) e información y comunicación (0,8%), experimentaron alzas significativas, revelando un panorama mixto.

En este contexto, no es solo prudente, sino casi necesario, tomar decisiones financieras más conscientes. Las cenas familiares, las decoraciones y los regalos suelen dominar nuestra lista de prioridades en estas fechas, pero ¿con qué frecuencia reflexionamos sobre las implicancias de nuestros hábitos de consumo?

 En esta temporada no puedo dejar de mencionar al eterno enemigo: el endeudamiento. El abuso de las tarjetas de crédito puede transformar estas festividades en una pesadilla financiera para el nuevo año. Es importante recordar que la magia de estas celebraciones no depende de lo que gastemos, sino de cómo compartimos. Una comida sencilla, pero preparada con amor y entre risas, puede ser más memorable que la cena más elaborada. Un regalo pensado desde el corazón suele tener un impacto más duradero que el objeto más costoso.

La planificación y la solidaridad pueden ser nuestros mejores aliados. ¿A qué me refiero? Primero, antes de hacer cualquier compra, es recomendable definir cuánto estamos dispuestos a gastar en alimentos, regalos y celebraciones. Ceñirse a un plan no solo previene el estrés post-fiestas, sino que también fomenta un consumo más consciente. Segundo, una cena compartida, donde todos aportan algo, no solo alivia el bolsillo, sino que refuerza los lazos familiares y de amistad.

Sin embargo, es importante entender cómo el contexto económico actual tiene implicaciones diferenciadas según el nivel de ingresos de los hogares. En las familias con menores recursos, la inflación en bienes esenciales puede limitar significativamente la capacidad de destinar presupuesto a gastos que no sean prioritarios, como celebraciones o regalos. Este panorama resalta la importancia de la educación financiera como herramienta clave para optimizar los recursos en épocas de alta demanda. Estrategias como la planificación de nuestro presupuesto, la priorización de gastos y el análisis de alternativas de consumo, nos permiten tomar decisiones más informadas y alineadas con las capacidades económicas reales. Además, desde una perspectiva de economía comunitaria, la colaboración entre hogares, como compras grupales o colectivas, puede ser una solución efectiva para enfrentar los desafíos financieros propios de estas fechas especiales.

Las festividades no deberían convertirse en un motivo de preocupación económica. Más allá del brillo, de los adornos, y los intercambios de regalos, lo importante es celebrar el amor y la conexión con nuestros seres queridos. Recordemos que, aunque el pan haya subido un 1,3% y las lavadoras un 5,2%, las sonrisas compartidas no tienen precio.

Dra. Michelle Mieres Brevis

Departamento de Economía/ Facultad de Administración y Negocios

Universidad Autónoma de Chile, Temuco.

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