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Informes psiquiátricos del "Psicópata de los Calzones" de 2012 revelaban que era "un severo peligro para la sociedad"

por Juvenal Rivera Sanhueza

Detenido la semana pasada acusado del secuestro de una menor, en el juicio oral realizado en 2012, los peritos advertían que era un riesgo dejar en libertad a José Miguel Roa por su parafilia: el fetichismo.

José Roa Chávez en el juicio oral en su contra, en 2012. / La Tribuna

Durante buena parte del 2011, José Miguel Roa Chávez fue un verdadero fantasma. Entre abril y diciembre de ese año, perpetró una ola de ataques a mujeres a quienes amenazaba para exigirles la entregar de su ropa interior. El clímax de estos ataques ocurrió en octubre cuando una decena de denuncias llegó a la Brigada de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones (PDI) en Los Ángeles.

Así se escribió la historia de uno de los depredadores sexuales cuyo nombre volvió a salir a la palestra cuando la semana pasada se confirmó su detención, esta vez por el delito de sustracción de menor de edad. Se le acusa de haber hecho subir a un furgón a una niña de 12 años y llevarla hasta Coigüe, lugar donde la víctima habría escapado. Fue detenido, formalizado y ahora arriesga una condena de 20 años de cárcel.

LOS CASOS DE 2011

El caso de Roa recuerda la sicosis colectiva que se vivió en Los Ángeles en 2011 cuando se corrió la voz de un depredador sexual que solo atacaba a mujeres cuando iban solas por la calle. Hubo máxima alarma para que las jóvenes evitaran los lugares solidarios y oscuros, así como de las policías para atraparlo. Varias veces se aseguró que se había capturado al autor de los delitos pero solo eran falsas alarmas.

Hasta que en una diligencia rutinaria de la Policía de Investigaciones por un hecho distinto ocurrido en abril de 2012, permitió su captura. Fue, por decirlo de alguna manera, una casualidad. No estaban buscando a Roa Chávez pero lo encontraron. Los detectives estaban en Coigüe indagando una denuncia por robo, cuya afectada sospechaba de un vecino. Cuando los policías llegaron a la casa, entraron al dormitorio Roa. En uno de los cajones, que estaba cerrado con llave, se encontraron con un hecho impresionante: más de 500 calzones. De todos los tamaños y colores. Esa vez fue detenido. Esa vez fue bautizado como el "Psicópata de los Calzones".

INFORME PSIQUIÁTRICO

Durante el juicio oral realizado en Los Ángeles por las 26 acusaciones en su contra (16 por robos con intimidación y 10 por receptación), se dieron a conocer los informes de las pericias de José Miguel Roa Chávez. El médico psiquiatra Leonardo Martínez Gebert y la psicóloga Claudia Hermosilla Gallegos, ambos del Servicio Médico Legal (SML), dieron a conocer sus reportes sobre el estado mental del acusado.

Martínez lo evaluó en julio del 2012. Ahí concluyó que Roa Chávez habría actuado en uso de razón aunque con "una disfunción de la personalidad con descontrol de los impulsos asociado a una perversión sexual, que de no mediar un manejo biosicosocial podría constituir un severo peligro para la sociedad".

El profesional explicó que la disfunción de la personalidad implica que su comportamiento transgrede la forma de relacionarse con la sociedad que es la común de las personas. "En el caso del acusado, teniendo plena conciencia de sus actos, no respeta la intimidad, la integridad ni la libertad de las personas", señala el reporte.

Respecto a la existencia de una perversión sexual, Leonardo Martínez comenta que hace referencia a una parafilia, "no a una enfermedad mental, que dice relación con una alteración de la sexualidad normal, vale decir, tiene una conducta que escapa al promedio epidemiológico, y dentro de ella está el fetichismo, como sería el caso de Roa Chávez, ya que obtiene el placer sexual con una pieza, un objeto, en este caso, con ropa interior".

Sin embargo, el médico psiquiatra acotó que este tipo de parafilias "no producen ninguna consecuencia para la sociedad, en la medida que el sujeto se adecue al respeto de las normas del ordenamiento jurídico, pues es perfectamente factible, que para satisfacer sus deseos sexuales obtenga en el comercio los objetos o fetiches, vale decir, sin que sea necesario generar un daño a un tercero".

Por su parte, la psicóloga Claudia Hermosilla, en base a la evaluación que practicó al acusado, afirma que no tiene alteraciones sicóticas: "Su nivel intelectual es normal, cursó hasta tercer año de Ingeniería en Administración de Empresas, tiene un juicio de realidad conservado, distingue entre realidad y fantasía".

Asimismo, de acuerdo a la profesional, José Miguel Roa Chávez no "padecía de impulsos que no pudiera frenar, vale decir, irresistibles, es también lo señalado por la propia perito al indicar que el acusado le refirió que, cuando supo que su hija podría padecer de una anomalía cardiaca, habría dicho ‘diosito, por favor que nazca sana, te prometo que no voy a seguir haciendo estas cosas malas’".

Aunque el Tribunal de Juicio Oral de Los Ángeles lo condenó a 19 años de presidio por la seguidilla de ataques (robos con intimidación y abuso sexual reiterado), una apelación del abogado defensor consiguió rebajarle la sentencia en solo 10 años. Uno de los elementos usados a favor del condenado fueron los "problemas psiquiátricos".

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