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-Le quiero pedir que el viernes 6 de diciembre me recuerde que el lunes siguiente no tengo que volver a trabajar.
La anécdota, relatada por él mismo, refleja lo que el alcalde de Los Ángeles quiso transmitir a su entorno cercano: que aspiraba a trabajar hasta el último día como si fuera el primero en la jefatura comunal, un ya lejano 6 de diciembre de 2012.
Para evaluar sus 12 años de gestión al frente del municipio, el ingeniero forestal de 65 años -casado, cuatro hijos y tres nietas- recibió a Diario La Tribuna en las oficinas municipales del Edificio Libertador O’Higgins.
-En la reciente inauguración del Espacio Lepün Küifi Kimün (colección de platería mapuche que se instaló en dependencias del Centro Cultural) usted reconoció sentirse especialmente emocionado. ¿Por qué fue tan emblemática esa inauguración?
-Es que una de las cosas que nos falta como país y localmente es valorar nuestras riquezas naturales e históricas. Y el tema de los pueblos originarios es especialmente relevante, por lo que creo que este espacio abre la puerta a que la gente quiera conocer más de su territorio y su historia, la que no hemos valorado lo suficiente.
-La concreción de esta iniciativa es también un buen ejemplo de colaboración público-privada, ya que detrás del proyecto del espacio cultural estuvieron, además del municipio, CMPC y las comunidades indígenas.
-Así es. Nosotros, en términos generales, decidimos tener una posición que permita facilitar los procesos y ponernos de acuerdo, lo que a veces no es fácil. Me siento identificado con la socialdemocracia, la que dentro de sus principios cree firmemente en la iniciativa privada invertir, crear, emprender y, por otro lado, en un Estado que dé señales positivas y la estabilidad necesaria para que eso ocurra. En particular, tenemos una muy buena relación con CMPC, ellos han realizado un aporte muy relevante y lo agradecemos. ¿Y por qué lo destacamos con tanta claridad? Porque también hay un grupo de empresas que que no tienen la misma actitud. Por ejemplo, aquí tenemos una cantidad increíble de empresas eólicas con las que nos cuesta conversar para llegar a cosas importantes. Porque ellos ayudan a sus comunidades, pero las grandes inversiones que puedan hacer en las comunas no son habituales.
-Mi mirada es que yo tengo que venir a trabajar hasta este viernes como si fuera el primer día, terminando algunas cosas e iniciando otras. Entiendo que la administracion de un alcalde representa una etapa, pero no creo que sea como cerrar un libro, guardarlo y abrir otro. Hay cosas que se tienen que seguir haciendo, algunos proyectos que están en etapa de diseño, otros empezando en su etapa de construcción y otros listos desde el punto de vista técnico -por ejemplo, cuatro canchas de pasto sintético para las cuales esperamos la aprobación del Consejo Regional- y tiene que haber continuidad, sobre todo para hacer realidad los sueños de los vecinos. Y no me cabe duda que don José Pérez (el alcalde electo, que asume mañana) lo va a tomar así.
-Don José tiene una gran experiencia pública, fue director regional de Conaf y yo fui su subalterno dentro de la institución. Él hizo una buena administración, con muy buenas relaciones con la gente, el mundo público y privado. Ahora bien, lo que ha pasado en estos últimos veinte años es que la burocracia administrativa se ha puesto cada vez más difícil. Por eso hay que poner el pie en el acelerador, porque la burocracia que se observa, por ejemplo, en los ministerios, es muy fuerte y probablemente esté ocurriendo eso porque no hay plata. Cuesta mucho más obtener el financiamiento para poder lograr las cosas. El parlamentario habitualmente pide que se hagan las cosas, pero el alcalde tiene que hacerlas; esa es una diferencia clave entre ser parlamentario y alcalde.
-El alcalde es uno de los pocos servidores públicos que la gente tiene a mano y al que puede también culpar por cosas que no están bajo su responsabilidad. A nosotros, por ejemplo, nos reclaman por caminos que son responsabilidad de Vialidad. Pero, ¿quién conoce al jefe provincial de Vialidad? Él no es tan público como el alcalde. Ahora bien, eso tiene un lado bueno, porque uno tiene oportunidades de liderar, de gestionar, que es lo que busca la gente; pero también se está en la mira de todos por las cosas que no se hacen.
-Este tema no lo he conversado con él, pues debe tener la libertad para definirlo. Pero una de las cosas que creo y reconozco es que en este municipio existe una cantidad importantísima de funcionarias y funcionarios que hacen una pega extraordinaria. Hemos sido reconocidos y premiados como un buen municipio, por nuestras iniciativas e innovaciones.
-Creamos la Dirección de Medio Ambiente, porque la estructura previa no respondía a la demanda de la gente en relación a este tema. También creamos la Dirección de Recursos Humanos, área que estaba dentro de otra unidad y no tenía la fuerza necesaria. Se sumó la Dirección de Seguridad, dado que cuando asumí ese no era tema y se convirtió en algo importante. Asimismo, la Dirección de Informática. Y lo último que hicimos, a partir de un diagnóstico realizado durante la pandemia, fue crear la Direccion de Desarrollo Social, porque antes esta materia dependía de la Dirección de Desarrrollo Comunitario, con lo cual el tema social quedaba un poquito sumergido, en segundo lugar. Y creo que todavía hay mucho por hacer, por ejemplo, debería crearse la Unidad de Desastres y Emergencias, de forma independiente de la Dirección de Seguridad, para enfocarse sobre todo en la prevención.
-En mi primer periodo contratamos un estudio donde se preguntó a la gente qué pensaba sobre la ciudad, cómo la veían. Y una de las cosas que concluyó el estudio es que la gente valoraba mucho las plazas, los parques y que destacaban a comunas como Providencia, donde llegaban y veían verde, flores. Así que empezamos a observar nuestros parques y plazas, que eran espacios puramente contemplativos, donde tú te sentabas y ahí te quedabas, mirando el árbol y unos balancines. Así que empezamos a invertir muchísimo en nuestros parques y plazas y transformamos la ciudad en ese aspecto.
Compramos juegos que costaban lo que vale un automóvil, los pusimos en los barrios y la gente no los destruyó -que era un temor inicial- sino que, por el contrario, los cuidó. Entonces, cuando hablamos del legado de estos 12 años, una cuestión principal es que la gente se convenza de que vivimos en Los Ángeles porque es una muy buena ciudad, la mejor comuna de Chile, y que la podemos sacar adelante entre todos. Eso siento que lo pude hacer. Obviamente falta mucho más, pero la idea central está: conocer y querer lo que tenemos. Por eso el espacio Lepün Küifi Kimün es algo tan importante.
-Yo me embarqué en un proyecto que creí que permitía completar una ciudad que debía tener todos los servicios, que fue el estadio. Si bien nunca lo tuve como parte de mi programa, escuché a vecinas y vecinos que lo pedían. Y partimos súper bien, pues la Presidenta Michelle Bachelet lo anunció en una cuenta pública. Pero esta era una guagua no deseada por algunos. Y lo digo con todas sus letras: esto no era parte del plan del IND y el Ministerio del Deporte. Y luego hubo varias circunstancias: primero, un tema político, pues tuvimos un intendente que no quiso firmar a tiempo el convenio para asignar los recursos que habían sido aprobados por el Consejo Regional, pues pensaban que de esa forma yo no iba a ser reelegido. Y luego cambió el escenario: vino el estallido social, la pandemia y la crisis económica -junto con la situación de Deportes Iberia- y se hizo mucho más difícil argumentar que la ciudad necesitaba un estadio para 10.000 personas. Pero incluso así ganamos algo importante: hoy tenemos un terreno de 26 hectáreas que está disponible para un parque deportivo y recreativo.
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