Por fin: Chile logra el nivel más bajo de consumo de tabaco en años

A pesar de que se ha logrado reducir considerablemente el consumo de tabaco en las últimas dos décadas, el país sigue registrando una de las tasas más altas de muertes por tabaquismo en Latinoamérica, con 19.128 decesos anuales, lo que equivale a aproximadamente el 16% de todas las muertes.

Esta cifra instala a Chile en un rango alto de mortalidad relacionada con el tabaquismo comparado con otros países de la región. El impacto del tabaquismo no solo se refleja en las muertes, sino también en la salud pública, con 120.736 eventos de enfermedad relacionados anualmente.

En ese sentido, las principales causas de muerte asociadas al tabaquismo en Chile incluyen enfermedades catastróficas como afecciones del sistema vascular, que representan el 48,4% de los casos, seguidas por tumores o cáncer (26,5%) y enfermedades respiratorias (20,6%).

A pesar de estas preocupantes cifras, el consumo de tabaco en Chile ha mostrado una tendencia a la baja. Según datos de la organización Respira Libre, la prevalencia de consumo de tabaco en Chile alcanza al 28,6% de la población general, mientras que entre la población escolar ha bajado al 11,2%. Estas cifras son las más bajas registradas en la historia del país.

El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) también confirma esta tendencia, reportando que el consumo diario de tabaco bajó de un 30,6% en 2002 a 17,7% en 2022.

Efectos del tabaco a largo plazo

El consumo de tabaco suele comenzar de manera ocasional y aumenta progresivamente en cantidad y frecuencia. Además de los efectos nocivos en la salud, el tabaquismo afecta la imagen personal, dejando un olor desagradable en la ropa, amarillando los dedos y provocando quemaduras en la vestimenta, entre otras condiciones como piel seca, salud bucal afectada con un aumento de la placa bacteriana, caries, mal aliento, dientes amarillos y periodontitis.

Por otro lado, el tabaco no solo genera dependencia física y psicológica, sino que también es un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Los fumadores enfrentan mayores riesgos de arteriosclerosis, infartos al miocardio, infartos cerebrales, hipertensión arterial, bronquitis crónica, neumonía, enfisema y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), lo que deteriora gravemente su calidad de vida.