El 14 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, cuyo objetivo es dar a conocer los beneficios de dormir bien y saludablemente.
Asimismo, es una instancia para explicar los trastornos del sueño y las consecuencias que estos pueden generar tanto en la salud física como mental de quienes los padecen. A modo de ejemplo, se estima que un 40% de la población mundial padece de insomnio.
El insomnio es la imposibilidad de quedarse dormido, o bien, de mantener el sueño durante un periodo prolongado; es decir, existen personas que simplemente no se duermen o duermen pero despiertan muchas veces.
Una de las consecuencias que trae consigo es que "al otro día, uno siente los efectos de esta falta de un dormir adecuado", relató la Dra. Larisa Fabres, neuróloga y especialista en trastornos del sueño y epilepsia de la Clínica Universidad de los Andes..
La especialista relató que el insomnio puede tener muchas causas y una de ellas es debido a los malos hábitos de sueño que una persona puede tener, a pesar de que no se dan cuenta de aquello.
En este contexto, la especialista sostuvo que -en ocasiones- solo basta mejorar estos hábitos para que el insomnio desaparezca.
Sin embargo, agregó la especialista, existe la posibilidad de que una persona sufra de insomnio debido a enfermedades de salud mental o que provocan dolor o alteraciones hormonales o de otra naturaleza.
Respecto a los efectos adversos que puede traer consigo el insomnio, "existen muchos estudios que demuestran que el dormir mal afecta la salud de las personas tanto física como mental. Estos estudios son muy consistentes en mostrar que un mal dormir crónico provoca falta de ánimo, falta de energía, problemas cognitivos en el sentido de que uno se desempeña mal en el trabajo o en el colegio en el caso de los niños", sostuvo la neuróloga de Clínica Universidad de los Andes.
Asimismo, explicó que puede provocar problemas físicos; por ejemplo, una persona con mal dormir tiene un mayor riesgo de ser víctimas de un accidente, no sólo automovilístico, sino que también laborales o de presentar errores en el trabajo.
"El insomnio también se asocia a enfermedades como la resistencia a la insulina o a problemas metabólicos e, incluso, sobrepeso. Las personas que duermen menos, son personas que tienen mucho más riesgo de tener sobrepeso y obesidad", agregó Fabres.
Durante ciertas etapas o ciclos de la vida, una persona podría presentar problemas para dormir o registrar algún trastorno del sueño. Otras tantas veces puede estar asociado al calor o una situación de estrés puntual.
"Sin embargo, cuando ya persiste más allá de un mes, uno debería pensar que está durando mucho y si esta situación se extiende por más de tres meses, evidentemente lo que uno debe hacer es consultar con un especialista", explicó la neuróloga.
Se estima que a nivel mundial, el 40% de la población padece de insomnio. Al respecto, existen muchos tratamientos que permitirían revertir o aminorar este escenario.
En este sentido, Fabres entregó una serie de recomendaciones:
*Mejorar los hábitos de sueño. La idea no es transformar la cama en un centro de operaciones, donde la persona come, estudia o trabaja. "El comer ligero por la noche y hacer ejercicio en el día ayuda a dormir bien", puntualizó la especialista.
*Terapias psicológicas. Al respecto, "existen personas que crean algunos problemas en relación al sueño y hay terapias psicológicas, como la cognitivo-conductual- para el insomnio que es muy útil".
*Uso de fármacos en dosis bajas y por tiempos acotados. Esto, con el fin de reforzar los dos primeros puntos descritos por la especialista. Aquí, eso sí, "lo importante siempre es no automedicarse porque, muchas veces, empeora el problema más que mejorarlo".
En este sentido, el mensaje que entregó Fabres es a que las personas piensen que tener un sueño saludable es un equivalente a un buen estado de salud.
"Cuando uno habla de un buen estado de salud se refiere a alimentarse bien, hacer ejercicios y dormir bien. Estas tres cosas se han asociado con un mayor bienestar físico y mental de las personas. Por lo tanto, en estos tres ámbitos, el sueño tiene que ser puesto como un índice de buena calidad de vida y de un mejor pronóstico de todas las enfermedades", concluyó la neuróloga.
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