La dirigenta destacó que su participación ha sido constante en la producción de alimentos, aunque persisten desigualdades en materia salarial y en la conciliación con la vida familiar.
Cruz Vargas reconoció que, en ciertos periodos de la historia, los hombres tomaron un rol predominante en la agricultura, lo que en Chile generó la percepción de que era una actividad esencialmente masculina. Sin embargo, explicó que con el auge de las exportaciones en la década de 1980, especialmente en la fruticultura, las mujeres encontraron mayores oportunidades laborales.
Uno de los principales cambios en la actualidad es la paridad en la formación académica. "Hoy, en carreras como Agronomía o en programas técnicos relacionados con el agro, la participación es equitativa entre hombres y mujeres", destacó Cruz Vargas. Sin embargo, advirtió que este avance no se traduce en una representación equilibrada en cargos de liderazgo o gerenciales dentro del sector.
La vicepresidenta de Uvanova enfatizó que la mayor presencia femenina en el rubro no responde a una tendencia pasajera. "No es una moda que hoy las mujeres estén en el campo, sino que hemos ganado espacio y somos la mejor inversión que el mercado puede tener. No se puede perder este talento".
Pese a estos logros, persisten obstáculos. "Uno de los principales desafíos es que muchas mujeres aún dedican más tiempo a las labores del hogar, lo que limita su crecimiento profesional", explicó.
Para la dirigente gremial, es crucial avanzar en la corresponsabilidad familiar y en políticas que permitan conciliar el trabajo con la vida doméstica. "Debemos fomentar medidas como la flexibilidad horaria y la disponibilidad de salas cuna, para que la integración de las mujeres en el mercado laboral sea plena", subrayó.
Otro aspecto pendiente es la equidad salarial. "Las diferencias de remuneración pueden desincentivar la inserción femenina. En el sector agrícola, las brechas salariales fluctúan entre un 10% y un 20%, tanto en puestos gerenciales como en labores operativas", detalló.
Cruz Vargas destacó que la capacitación y el perfeccionamiento profesional son herramientas clave para fortalecer la seguridad de las mujeres en el ámbito laboral. "A través de la formación, pueden adquirir confianza y demostrar que son plenamente capaces de asumir roles de liderazgo", afirmó.
Además, destacó el impacto positivo de las habilidades blandas que aportan las mujeres en los equipos de trabajo. "Podemos generar ambientes más productivos y colaborativos", sostuvo.
La vicepresidenta de la SNA también hizo un llamado a quienes ya han alcanzado posiciones de liderazgo en el sector.
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