Luciano Vásquez, más conocido en Los Ángeles como "Chanito", es uno de los fotógrafos más antiguos de la ciudad con más de 50 años de experiencia. A través de su lente, ha recreado distintas historias y fotografías inolvidables en el mundo del arte.
De esa cuna viene Rayén Salamanca, quien nació el 7 de febrero de 1986. Oriunda de Los Ángeles, recuerda haber crecido con el sonido del click de la cámara.
Entre flashes y flashes, desde pequeña Rayén admiró a su padre. Por eso, a los 17 años inició el amor por la cámara:
La joven artista - que fue criada por sus abuelos, Ema Ortiz y José René Salamanca - recuerda que desde el día de su adolescencia en que tomó la cámara fotográfica, nunca más la soltó: "Siempre en la familia fui amante de la fotografía. Estaba con mi cámara en todas las fiestas y paseos. Esas fueron mis primeras tomas".
En su memoria, Rayén relata Tribuna que gran parte de su vida estuvo con sus abuelos, a los que capturó en cientos de momentos que la acompañan hasta hoy:
A los 20 años, Rayén Salamanca conoció al padre de sus hijos, con quien se casó y formó una familia de dos hijos: Francisca, la mayor, y el menor, Javier. La artista destacó la importancia de conocer a Francisco en su carrera como retratista y los obstáculos que ha enfrentado para estar en el lugar de hoy.
FORTALEZA Y RESILIENCIA
Pese a estar constantemente emprendiendo y creando ideas de negocios, Rayén vibra con el lente, el arte y el retrato de momentos que quedarán plasmados para toda la vida.
Por eso, tras mejorar su salud, en 2023 se reincorporó como fotógrafa.
"El año pasado, me dieron el alta y reinicié mi vida profesional como fotógrafa. Me di cuenta de que muchas personas ya no me conocían, había más competencia y que tenía que trabajar más duro. Desde cero formé mi estudio fotográfico, teniendo una muy buena acogida del público y una gran lista de clientes. Empecé también a trabajar en bodas y todo tipo de eventos".
Su resiliencia y fortaleza es algo que la destaca, además de su gran dedicación y espíritu de superación. Rayén indica que pese a las dificultades y la competencia que muchas veces torna difícil el avanzar, nunca deja de soñar.
Por eso, este año decidió emprender con "Pose Emociones". "Inicié otro emprendimiento, un taller llamado "Pose Emociones", que rápidamente se transformó en una academia gracias a su gran acogida. No solo enseñamos técnicas de modelaje de publicidad, sino que también nos enfocamos en empoderar a nuestros alumnos".
A diferencia de otras academias, está enfocada en ayudar a las personas a superar aquello que muchas veces les roba la seguridad. A través de sus clases, Rayén busca llegar a la salud mental de sus alumnas, trabajando en sus emociones e instalándolas a confiar en sus capacidades y belleza, previniendo así enfermedades como la depresión y problemas de autoestima.
