Editorial

El fin de una etapa

Paciente Covid en María Dolores, Archivo La Tribuna
Paciente Covid en María Dolores / FUENTE: Archivo La Tribuna

Pocas veces tenemos meridiana claridad sobre cuando hubo un antes y cuando un después en nuestras vidas y usamos ese hito como un punto de referencia imposible de olvidar. Y muy pocas veces, esa nitidez del momento alcanza una escala planetaria. A fines de 2019 y principios de 2020, un virus microscópico llamado coronavirus - surgido en Wuhan, ciudad china de la cual nunca antes habías escuchado hablar - se expandía a una velocidad propia de un mundo hiperconectado. De Asia pasó a Europa y de ahí saltó al continente americano. En marzo ya estaba en suelo nacional.

Lo demás es historia conocida. Estados de excepción, los primeros contagiados, la batalla por los ventiladores mecánicos, los salvoconductos, la esperanza en el desarrollo de las vacunas, las masivas inoculaciones. En medio, uso obligatorio de mascarillas, cuarentenas, confinamientos, clases por videoconferencia, trabajo telemático, cordones sanitarios, comida a domicilio, bonos, retiros de ahorros previsionales, y, por cierto, cada vez más enfermos y, también fallecidos. Nos tuvimos que volver "expertos" en contagios, en vacunas, en relacionarnos a través de una pantalla. Los conspiranoicos se multiplicaron, tratando de dar respuestas - algunas muy disparatadas - entre la incertidumbre que rondaba por todos los rincones.

Las cifras oficiales indican que cerca de un tercio de la población chilena se contagió, que más de 60 mil personas perdieron la vida por el covid-19 o con la referida enfermedad.

Hubo impactos económicos gigantescos y planetarios que aún se está viviendo. En muchas economías, incluso a las del llamado primer mundo, que se supone que son las más robustas, hubo consecuencias, como la inflación y la pérdida de competitividad.

En perspectiva, en las últimas décadas no hubo un incidente que fuera tan gravitante en el mundo. Hay que remitirse a la Segunda Guerra Mundial, que llevó la tragedia de un conflicto armado, para encontrar otro incidente así de gravitante y de alcance global.

Fueron más de mil 100 días de emergencia sanitaria que, oficialmente, culminaron este jueves 31 de agosto. Ya no rige ningún decreto que responda a la crisis causada por el covid-19, ninguna obligación de usar mascarilla, ninguna restricción de desplazamiento.

Hemos vuelvo a la normalidad, se puede decir a los cuatro vientos. Las lecciones de este proceso - muchas veces muy traumático - aún se están aquilatando y lo harán por mucho tiempo.

Pero no, no somos los mismos de fines de 2019 o principios de 2020 cuando escuchamos hablar de una enfermedad proveniente de China. Porque cuando hacemos - o hagamos - recuerdo de algún episodio vivido, nuestro de referencia es (será) si fue antes o después de la pandemia.

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