Editorial

Botar la comida

basura, comida, Pixabay
basura, comida / FUENTE: Pixabay

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un 14% de los alimentos en el mundo se pierde entre la cosecha y la distribución, mientras que otro 17% se desperdicia en el proceso entre la distribución y los consumidores finales. Casi un tercio de la comida se "bota" antes que siquiera llegue a la mesa. Esto equivale a alrededor de 1.3 mil millones de toneladas de alimentos desperdiciados cada año.

Sin duda que se trata de un problema es multifacético y puede deberse a varias razones, incluyendo la pérdida de alimentos durante la producción, el transporte, el almacenamiento y el consumo.

El desperdicio de alimentos es un desafío global que tiene impactos negativos tanto desde el punto de vista económico como ambiental, ya que conlleva la pérdida de recursos naturales, emisiones de gases de efecto invernadero y desaprovechamiento de alimentos que podrían alimentar a personas necesitadas.

Este no es un dato anecdótico, sino grave. Más aún cuando, en términos humanitarios, hay millones de personas que viven en la extrema pobreza, en que el hambre parte de su diario realidad. Aunque las cifras específicas varían con el tiempo y las condiciones cambiantes, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) advirtió en 2021 que más de 270 millones de personas estaban al borde de la hambruna en países como Yemen, Sudán del Sur, el noreste de Nigeria y partes de África Oriental. Estos países enfrentaban crisis humanitarias graves debido a conflictos internos prolongados y otras crisis.

Además de la verdadera tragedia humanitaria que representan estas cifras, los alimentos que se desperdician también traen aparejada otra tragedia, quizás no tan evidente pero sí muy cierta. En términos ambientales, producir alimentos implica el uso de recursos, el más importante de los cuales es el agua, recurso que es escaso y que cada vez lo será más. También es un problema desde la contaminación que genera esta enorme cantidad de alimentos en buen estado que llega a los vertederos. De hecho, se considera que el desperdicio de alimentos genera cerca del 8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero ocasionadas por el hombre.

Diversos informes dan cuenta de que los próximos cinco años van a ser los más cálidos que hayamos visto. La humanidad se encuentra en un punto de inflexión y existe la obligación, como nunca antes, de actuar de forma decidida para ralentizar e incluso revertir las consecuencias del calentamiento global.

En el Día Internacional contra el Cambio Climático, debemos ser capaces de preguntarnos cómo, desde nuestras acciones cotidianas, aportamos a la reducción de nuestra huella en la Tierra. Esos cambios deben partir en la generación de una mayor conciencia en nuestros hábitos de compra y en la cocina.

El cambio climático es un desafío global que requiere la acción de individuos, comunidades, empresas y gobiernos. Cada pequeña acción cuenta, y la colaboración a nivel mundial es esencial para abordar este problema crucial para el presente y el futuro de las generaciones venideras.

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