Editorial

Prevención

Covid , Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna
Covid / FUENTE: Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

Hasta hace algunos años, el uso de la mascarilla en lugares público era una cuestión absolutamente excepcional. Se contaban con los dedos de la mano quienes usaban este adminículo para cubrirse la nariz y la boca. Sin embargo, lo vivido durante la pandemia lo convirtió en un elemento de uso indispensable para enfrentar la emergencia sanitaria, tanto para evitar los contagios o para contener la propalación del virus.

La mascarilla fue parte de nuestras vidas durante un par de años y se aceptó como un instrumento simple y efectivo para evitar complicaciones mayores.

En este otoño 2024, en que hemos tenido varias jornadas con temperaturas bajo los 0 grados y se usan masivamente las estufas a leña para calefaccionar hogares, nuevamente aparecen las mascarillas, como una importante herramienta en la prevención de las infecciones respiratorias como la influenza y el covid-19.

Estas afecciones no distinguen entre estaciones ni ubicaciones geográficas. Sin embargo, en lugares como Los Ángeles, donde las temperaturas pueden descender considerablemente durante el otoño, el riesgo de contraer estas enfermedades respiratorias se incrementa, sobre todo con el uso de estufas a leña que, aunque reconfortantes, también pueden ser fuentes de contaminantes y partículas que afectan la salud respiratoria.

Ante este panorama, la prevención se erige como el primer y más sólido bastión de defensa. El uso adecuado de mascarillas no solo actúa como una barrera física que impide la propagación de gotículas respiratorias, sino que también recuerda la importancia de la responsabilidad individual en la protección colectiva. En un contexto donde el distanciamiento social es fundamental, las mascarillas se convierten en aliadas invaluables para preservar la salud propia y la de quienes nos rodean.

Más allá de la mascarilla, la vacunación es un arma potente en la batalla contra las enfermedades respiratorias. La vacunación contra la influenza y el covid-19 no solo reduce el riesgo de contraer estas enfermedades, sino que también morigera la gravedad de los síntomas en caso de contagio.

Es importante recalcar que la vacunación no solo protege a quienes la reciben, sino que también contribuye a la creación de un efecto de protección colectiva, conocido como inmunidad de rebaño, que ayuda a frenar la propagación de enfermedades en la comunidad. Es un acto de solidaridad con los más vulnerables, una muestra de empatía hacia quienes, por diversas razones, no pueden vacunarse.

Tomando en cuenta el escenario actual de Los Ángeles, donde el otoño trae consigo el desafío de enfrentar bajas temperaturas y el uso de estufas a leña, la prevención y la vacunación se convierten en los pilares fundamentales de la salud pública. Adoptar medidas preventivas como el uso de mascarillas y buscar la vacunación contra la influenza y el covid-19 no solo es una cuestión de autocuidado, sino también un acto de responsabilidad hacia nuestra comunidad. En estos tiempos, es relevante saber que juntos podemos ser más fuertes, más resilientes y más saludables.

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