Editorial

100 años del regadío

Saltos del Laja - Regantes, Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna
Saltos del Laja - Regantes / FUENTE: Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

Este 2025 se cumplirá el centenario de uno de los hitos más importantes en la historia de Los Ángeles y la provincia de Biobío: la puesta en marcha del regadío a escala masiva. Cuesta imaginar esta zona sin sus campos cultivados, sin maíz, trigo o remolacha. O las plantaciones de cientos de hectáreas de frutales que se han multiplicado en los últimos años.

Sin embargo, el panorama hace un siglo era diametralmente opuesto. En muy contados lugares se contaba con riego y solo era para sostener una agricultura muy básica, de subsistencia. Básicamente, la tierra servía para el pastoreo del ganado. Solo algunos sectores desarrollaban cultivos, como los trigos de primavera y otros podían sembrar leguminosas.

Fue el 8 de diciembre de 1925 cuando se realizó la ceremonia de apertura del canal matriz que comenzó a construir en la segunda mitad de la década anterior, empujada por la Asociación de Canalistas del Laja, entidad creada en 1916. En aquella ceremonia, que tuvo la participación de importantes personalidades, como el vicepresidente de la República, Luis Barros Borgoño, se dio el vamos a una obra trascendental en la historia local.

Aduciendo aguas del río Laja, el canal comenzó a nutrir del preciado recurso hídrico a los campos de la zona. Fueron 40 mil hectáreas en una primera etapa. Años más tarde se sumarían otras 20 mil hectáreas.

Fue, literalmente, un cambio del cielo a la tierra. El crecimiento económico de la provincia de Biobío tuvo su punto de inflexión en el desarrollo del riego, que sumaría más obras del mismo tipo en otros puntos de la zona.

Primero fueron los cultivos tradicionales, como el maíz y el trigo. Desde 1954 se sumó la actividad remolachera, que incorporó nuevas maneras de producir y sacarle mayores rendimientos a la tierra.

En buena medida, el auge económico, que tuvo a Los Ángeles como su centro proveedores de bienes y servicios devino en un explosivo crecimiento demográfico. Cientos de familias de las zonas rurales llegaban a la ciudad, atraídas por el imán de nuevas alternativas laborales.

Tal cual como lo reseñaron las publicaciones de la época, ese 8 de diciembre de 1925 "mecánicamente se abrieron las compuertas y todos vieron que un mar de agua iba a fecundar la tierra, y convertir el jardín en desierto".

La historia local debe reconocer semejante acontecimiento, el centenario del momento exacto en que todo cambió en la provincia de Biobío, un cambio que - sin duda - fue en beneficio de los habitantes de esta tierra.

Es importante que aquello se informe y se divulgue, de manera que semejante hito de aquilate y se conserve para las generaciones posteriores, muchas de las cuales pueden creer que el desarrollo de la agricultura fue parte de nuestra esencia desde siempre, cuando - en realidad - solo pudo ser realidad a contar de 1925.

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