La inclusión no puede seguir siendo una aspiración en nuestro sistema educativo, sino más bien una realidad tangible y segura para todos y todas. Así lo entendieron más de 200 profesionales de la educación que -ayer miércoles- se reunieron en el Teatro Municipal de Los Ángeles, para participar en un seminario centrado en la atención a la neurodiversidad y en la implementación de entornos pedagógicos realmente inclusivos.
La masiva convocatoria no solo evidencia el interés y la vocación de los docentes, sino también la magnitud del desafío, porque si bien existen avances —como los protocolos comunales desarrollados por el DAEM de Los Ángeles o el programa de atención temprana "Inclusión desde la cuna"—, también es claro que los desafíos son enormes, para que exista una institucionalidad que responda eficientemente frente a las múltiples necesidades de niños y niñas con diagnóstico de TEA.
El camino hacia una educación inclusiva no se recorre solo con buenas intenciones. Requiere inversión sostenida, voluntad política, coordinación intersectorial y, sobre todo, formación continua de los equipos educativos. La reciente Ley 21.545, que garantiza derechos a las personas con autismo, es un paso en la dirección correcta, pero como todo cuerpo legal, su valor depende de su implementación efectiva.
En este sentido, la colaboración entre las seremis de Salud, Educación y Desarrollo Social, junto con el trabajo técnico del Servicio Nacional de la Discapacidad, Senadis, demuestra que es posible avanzar con una mirada integral. Pero urge llevar este enfoque a todas las comunas de nuestra provincia y el país, incluyendo aquellas con menores recursos y acceso limitado a profesionales especializados.
La inclusión no debe entenderse como un gesto de caridad, sino como un imperativo ético y pedagógico, ya que un sistema educativo que no es capaz de acoger a todos y todas sus estudiantes, sin importar sus diferencias, es un sistema incompleto.
Celebramos, está iniciativa desarrollada en Los Ángeles, pero instamos a que no sean acciones aisladas, o sólo en las capitales provinciales o regionales, sino más bien parte de una política sostenida que reconozca la diversidad como una riqueza, y no como una dificultad.
Porque solo educando en la diversidad podremos construir una sociedad realmente justa, para todos y todas sus ciudadanos.
![]() |
||||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
¿Quieres contactarnos? Escríbenos a prensa@latribuna.cl
Contáctanos