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Columnista

Leer desde la cuna: ¿cómo elegir libros para bebés?

Pamela Cataldo

Académica Escuela de Educación Parvularia Universidad de Las Américas

por Pamela Cataldo

En el Mes del Libro, es necesario destacar que no debemos esperar a que nuestros hijos "aprendan a leer" para iniciar su educación literaria; mientras antes comience este camino, mejor. Para ello, es clave seleccionar textos adecuados a la edad, intereses y posibilidades de manipulación, lo que le permite a los más pequeños generar vínculos tempranos con la literatura.

¿En qué debemos fijarnos a la hora de seleccionar un libro para nuestras guaguas? En la primera etapa, de 0 a 6 meses, el acercamiento a la literatura no viene precisamente de la mano de los libros, sino que a través de la voz de sus cuidadores, acompañado de un fuerte componente afectivo. Hablar, cantar y jugar con nuestros hijos es una forma de contar historias. Por lo tanto, en estos primeros meses no pueden estar ausentes las canciones de cuna, las rimas y retahílas. En palabras sencillas, en esta primera fase las historias se cuentan a través del canto amoroso.

Entre los 6 y 12 meses, además de continuar con las canciones, se recomienda el uso de libros seguros para la manipulación infantil, como los de tela, plástico o cartón con puntas redondeadas. El adulto es quien lee en voz alta, señalando ilustraciones y nombrando objetos, lo que favorece la conexión entre palabra e imagen. Los libros con sonidos o texturas son especialmente recomendados, ya que permite que los bebés puedan leer y también sentir.

Entre los 12 y 24 meses, los niños participan activamente de la lectura, pasando las páginas y relacionando imágenes con su entorno. En esta fase se sugiere incorporar textos interactivos con solapas o lengüetas, que inviten a leer, jugar y descubrir.

Desde los 2 años, los pequeños desarrollan mayor simbolismo y capacidad verbal. Piden que les repitan cuentos, reconocen estructuras narrativas simples y se sienten atraídos por las historias protagonizadas por animales o integrantes de la familia. Al contar con una mayor destreza manual, podrán aventurarse con formatos interactivos más desafiantes, como libros pop-up, con agujeros o acordeón, que estimulan su curiosidad y autonomía.

La iniciación literaria no depende solo del libro, sino también de la voz, el canto, el juego y el afecto. Todos estos elementos propician experiencias que pueden marcar la vida de niños y niñas. Por eso, la invitación es clara: leer desde la cuna.

Pamela Cataldo

Académica Escuela de Educación Parvularia Universidad de Las Américas

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