En el Mes del Libro, es necesario destacar que no debemos esperar a que nuestros hijos "aprendan a leer" para iniciar su educación literaria; mientras antes comience este camino, mejor. Para ello, es clave seleccionar textos adecuados a la edad, intereses y posibilidades de manipulación, lo que le permite a los más pequeños generar vínculos tempranos con la literatura.
¿En qué debemos fijarnos a la hora de seleccionar un libro para nuestras guaguas? En la primera etapa, de 0 a 6 meses, el acercamiento a la literatura no viene precisamente de la mano de los libros, sino que a través de la voz de sus cuidadores, acompañado de un fuerte componente afectivo. Hablar, cantar y jugar con nuestros hijos es una forma de contar historias. Por lo tanto, en estos primeros meses no pueden estar ausentes las canciones de cuna, las rimas y retahílas. En palabras sencillas, en esta primera fase las historias se cuentan a través del canto amoroso.
Entre los 6 y 12 meses, además de continuar con las canciones, se recomienda el uso de libros seguros para la manipulación infantil, como los de tela, plástico o cartón con puntas redondeadas. El adulto es quien lee en voz alta, señalando ilustraciones y nombrando objetos, lo que favorece la conexión entre palabra e imagen. Los libros con sonidos o texturas son especialmente recomendados, ya que permite que los bebés puedan leer y también sentir.
Entre los 12 y 24 meses, los niños participan activamente de la lectura, pasando las páginas y relacionando imágenes con su entorno. En esta fase se sugiere incorporar textos interactivos con solapas o lengüetas, que inviten a leer, jugar y descubrir.
Desde los 2 años, los pequeños desarrollan mayor simbolismo y capacidad verbal. Piden que les repitan cuentos, reconocen estructuras narrativas simples y se sienten atraídos por las historias protagonizadas por animales o integrantes de la familia. Al contar con una mayor destreza manual, podrán aventurarse con formatos interactivos más desafiantes, como libros pop-up, con agujeros o acordeón, que estimulan su curiosidad y autonomía.
La iniciación literaria no depende solo del libro, sino también de la voz, el canto, el juego y el afecto. Todos estos elementos propician experiencias que pueden marcar la vida de niños y niñas. Por eso, la invitación es clara: leer desde la cuna.
Pamela Cataldo
Académica Escuela de Educación Parvularia Universidad de Las Américas
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