El Fuerte de Nacimiento es un emblema de la identidad y el patrimonio de Nacimiento que está celebrando los 71 años desde que fuera declarado Monumento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales.
La resolución fue oficializada mediante el Decreto N° 1312 del Ministerio de Educación en 1954, categoría que catapultó a este emblemático sitio como testimonio de la historia militar del país. Siendo el primero de la provincia de Biobío en tener dicha categoría.
Este monumento es el único patrimonio nacimentano que ostenta tal distinción, consolidándose como una pieza clave en la narrativa cultural e histórica de la región.
Su conservación, originalidad y el valor simbólico que posee lo han convertido en un referente para las nuevas generaciones, quienes hoy continúan aprendiendo sobre la importancia de resguardarlo.
Ubicado estratégicamente en la confluencia de los ríos Biobío y Vergara, es un espacio de importancia histórica, además de ser un mirador natural que se ha integrado a la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad.
De acuerdo a la información entregada por Luis Toloza Torres, investigador local y funcionario de la Municipalidad de Nacimiento, la historia del Fuerte de Nacimiento se remonta al 24 de diciembre de 1603. Ese día, el gobernador Alonso de Ribera fundó la primera estructura de defensa, una modesta empalizada construida sobre un pucará indígena utilizado por los mapuches para vigilar el territorio.
Desde sus inicios, el fuerte ha vivido una historia de destrucción, reconstrucción y adaptación a lo largo de los siglos, pero fue en 1756 cuando el gobernador Amat de Juniet decidió erigir la fortificación conocida hasta hoy.
A lo largo de su existencia, el Fuerte de Nacimiento ha sido testigo de la consolidación de la ciudad, que se desarrolló en torno a él. Jugó un rol fundamental en la defensa de la frontera de Arauco durante la época colonial, formando parte del sistema de fortificaciones que marcaba la línea divisoria entre los mapuches y los españoles.
Por lo anterior es que fue declarado monumento histórico. Según Toloza, "si bien la declaratoria no especifica las características por las cuales se le declara monumento histórico, encontré un documento en las actas de la municipalidad en donde se le comunica la declaratoria el 19 de mayo de 1954.Se dice que fue declarado monumento histórico por su alto interés y por ser exponente de una fortificación militar del siglo XVIII de la línea defensiva del Biobío", señaló.
A pesar de los terremotos que han azotado la región, como el devastador del 2010, las estructuras de ladrillo del fuerte han seguido mantenerse en pie, marcando un legado tangible de la historia local.
La fortificación, que cuenta con un muro de albañilería de unos cinco metros de altura, sigue siendo uno de los componentes más destacados de la ciudad. Este muro, junto con la explanada donde se asienta la plaza más importante de la comuna, ha sido parte integral de la vida de los nacimentanos, quienes han hecho de este espacio un lugar de encuentro y esparcimiento, consolidando aún más su conexión con el patrimonio.
La relación de la comunidad de Nacimiento con el fuerte ha sido siempre cercana y afectiva. A lo largo de los años, la plaza situada en la explanada del fuerte ha sido un lugar de recreo y esparcimiento, un espacio público que ha evolucionado para integrarse a la vida urbana de la ciudad.
La fortaleza, que antes fue un bastión militar, hoy es un parque que simboliza la memoria colectiva de una comunidad orgullosa de su historia.
Hoy, el fuerte de Nacimiento sigue siendo un pilar fundamental de la identidad local, y su restauración continúa siendo una prioridad para las autoridades y la comunidad.
El proceso de recuperación, que incluye la restauración del baluarte y la mejora de la explanada de la plaza, busca devolverle su esplendor original y poner en valor la vista al río Biobío, que se ha perdido con las intervenciones urbanísticas pasadas.
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