Chile ha hablado e independiente de los sectores políticos que hoy se pueden sentir vencedores o vencidos, lo cierto es que uno de los grandes temas que marcó el debate electoral fue el de la seguridad. El verdadero ganador al final de este viaje debe ser el país.

El 6 abril, el Presidente Gabriel Boric valoró la aprobación de la llamada Ley Naín - Retamal, en momentos en que daba las condolencias a la familia del carabinero, Daniel Palma, asesinado un día antes mientras realizaba un procedimiento en Avenida Matta (RM), luego de ello, el mandatario instruyó la implementación de lo que conocemos como el plan "Calle sin Violencia".

Solo a modo de síntesis recordaré que una de las grandes preocupaciones de las comunas pequeñas, que se desarrollan al alero de las grandes capitales regionales y provinciales, es que sentimos el temor de un eventual olvido, pues pensamos que las herramientas para frenar la delincuencia serían utilizadas para fortalecer el trabajo del plan, en desmedro de comunas que no aparecen en los mapas centralistas.

Sumando a ello, los datos sobre la percepción de inseguridad reflejados en la encuesta de la Cámara de Comercio de Santiago a inicios de este año indican que en Chile el 70% de los consultados vive con inseguridad, cifra que aumenta considerablemente entre las personas de la tercera edad y entre quienes caminan o usan autos, es decir, nuestros vecinos y vecinas creen que la violencia se ha desatado en las calles, principalmente en capitales donde la prensa ha aportado con su grano de sensacionalismo al dedicar portadas, titulares y grandes espacios a tratar la materia, sin hablar de los temas que generan esta realidad.

Otro dato importante que debemos evaluar a la hora de conocer las percepciones sobre la realidad que nos presentan las encuestas, es el trabajo de CADEM, que entre la última semana de marzo y la primera de abril dio cuenta de un aumento de 11 puntos, en tan solo una semana, de cómo la salud, la educación y la vivienda quedaban atrás, dejando como prioridad con un 71% de las respuestas, la seguridad.

Más allá del reconocimiento que hacemos al trabajo de las policías y de la importancia que puedan tener las leyes para fortalecer el trabajo de estas en el marco de la Constitución Política del Estado, lo cierto es que hay cosas que deben quedar más que claras, cuando hemos tomado un rumbo que busca terminar con la inseguridad y que pretende devolver las calles a las familias.

Los municipios chicos o comunas pequeñas alejadas de los centros de poder somos perjudicados cada vez que se toman decisiones que desconocen las realidades de los territorios, pues el centralismo afecta todas nuestras vidas.

Toda sociedad democrática necesita brindar seguridad a sus ciudadanos. Ese es el origen de la ciudad antigua, cuando de manera consciente una persona y su familia cedían parte de sus libertades para vivir dentro de las murallas de ciudades Estado y feudos que brindaban la seguridad respecto de los ataques y saqueos de aquellos conocidos como "los bárbaros".

Esa es la base de nuestra necesidad y el gobierno debe abrirse aún más a brindarnos los mismos apoyos que a las ciudades grandes, pues como ha quedado demostrado en el último operativo de la PDI en Mulchén, con trabajo y recursos se pueden desmantelar bandas organizadas dedicadas al narcotráfico.

Quienes conocemos los territorios somos los encargados y responsables de exigir la igualdad territorial, entendiendo que Chile es uno solo pero con múltiples realidades sociales, territoriales y económicas.

Jorge Rivas Figueroa

Administrador Público

Licenciado en Ciencias Políticas