Opinión

El cóctel perfecto

Señora directora

Las elecciones del pasado 07 de mayo nos dejaron un categórico triunfo por goleada del Partido Republicano, paradojalmente fundado pocos meses antes del estallido social de octubre de 2019.

Un ascenso meteórico que los llevó a romper el récord de votación para un partido político en una elección desde el retorno a la democracia en 1990, cuestión que se debe en gran parte al mantener siempre el mismo discurso sin vacilaciones, como aquel marino que se encuentra inmovilizado en medio el mar, esperando la corriente que lo lleve a puerto, y esa corriente finalmente llegó, disfrazada de una crisis de seguridad con una violencia inusitada y una inmigración desbordada, esta última provocada en gran parte por un país vecino antagonista a los postulados de los republicanos chilenos. El cóctel perfecto.

El gobierno de Sebastián Piñera argumentó en su momento que "no lo vieron venir", en referencia al estallido social de 2019, y ahora el gobierno del otrora opositor Gabriel Boric podría decir algo similar, y aunque las encuestas preveían un triunfo republicano, nada hacía presagiar que sería por goleada. Este tsunami electoral como han llamado algunos medios, tiene claros y recientes antecedentes como por ejemplo la elección de Giorgia Meloni en Italia, país azotado por las olas migratorias provenientes principalmente de países en guerra del Medio Oriente y África, sumado a problemas de seguridad y también económicos "crónicos" ¿alguien dijo similitud?

Ahora, el gran desafío es ver en la palabra y en la acción cómo van a gestionar los republicanos con sus 23/51 consejeros constitucionales el hecho de haberse declarado siempre contrarios a la redacción de una nueva constitución, además el hecho de tampoco haber firmado el acuerdo para redactarla en ninguna de sus dos oportunidades (2019 y 2022). Esta posición, contraria a la manifestada por ejemplo por el ex presidente Sebastián Piñera, quien indicó que no se puede jugar al fracaso de un segundo intento constitucional, ya que el país no lo resistiría, así como también el llamado del presidente Gabriel Boric de abrir el diálogo y no cometer los mismos errores de la Convención Constitucional pasada en que se silenció a la derecha, minoritaria ahí tras el terremoto electoral sufrido por ellos en otro vaivén del péndulo.

Sin duda hay mucho en juego y de alto riesgo, no es solo la idea de imponer una mayoría ganada en las urnas, sino que de construir una casa donde quepan y puedan convivir todas y todos para un mejor futuro a largo plazo, donde existan amplios consensos en materias como justicia, seguridad, educación, salud, vivienda, pensiones, medio ambiente, libertad económica, propiedad, etc., y que puedan estar reflejadas la ideas y anhelos de todas las posiciones políticas democráticas (izquierda-centro-derecha). En definitiva, no se trata de volver a silenciar las minorías electorales, sino que escucharlas y respetarlas, he ahí la clave para conseguir un buen texto constitucional que respete ante todo las 12 bases institucionales previamente acordadas por el espectro político, donde se reemplaza por ejemplo el actual Estado subsidiario "tácito" de la actual Constitución, por un Estado social y democrático de Derecho. Esperemos que esto permita armonizar la convivencia social y conseguir la paz en este hermoso país llamado Chile.

Daniel Torres Gómez

Administrador Público

DEA Paz, Conflictos y Democracia

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