Las cuentas públicas no son otra cosa que la rendición de los que haceres actuales y futuros de un servidor público respecto de lo que ha hecho durante el año y lo que hará en el futuro mientras dure su mandato. Son hechos concretos que permiten medir aquello y proyectar lo que viene y se llaman así, porque se rinde a los ciudadanos/as. En el caso de la Cuenta Pública del presidente o presidenta, es una rendición a los chilenos/as, no solo a la clase política o al parlamento, es para todos.

Desde 1993, cuando nuestro presidente Patricio Aylwin dirigía los destinos de un país herido por una dictadura de 17 años, que no veía una Cuenta Pública tan extensa, tan detallada, pero sobre todo pidiendo a los poderes fácticos que permitan el avance de los más vulnerables.

Es cierto, hay anuncios muy importantes como lo es eliminar la tarifa de invierno de "las cuentas de la luz", pero también hay un llamado de auxilio para que se brinden mayores apoyos a las ciudadanas y ciudadanos más desprotegidos de nuestro país.

No en vano el presidente, Gabriel Boric ha enumerado un sinfín de promesas de campaña que quedarán estancadas por la falta de apoyo a la Reforma Tributaria. Condonación del CAE a quienes estén al día en sus pagos y por cierto, el pago de la deuda histórica de los profesores. Nuestro mandatario y su ministro de Hacienda son responsable y no han caído en el populismo de financiar programas sociales sin fondos para ganar votos, hay juventud en el poder, pero ha quedado claro que también hay seriedad y responsabilidad.

En materia política es triste ver como el hombre elegido democráticamente debe hacer esfuerzos para hablar de estabilidad política y económica mientras los poderes fácticos intentan desestabilizarle. No funcionó antes, no lo lograrán ahora. En este sentido su tiempo dedicado a pedir que se termine con el odio y con el negacionismo cobra vital importancia, pues aquellas naciones que niegan o olvidan su historia vuelven a vivir los mismos horrores en el futuro y eso, no lo queremos los que amamos a Chile.

He declarado en los medios de comunicación, sin temor y con el respeto que nace en mi amor a Chile, mi región, mi provincia y Mulchén que hay quienes pasan un mes en el país y los otros 11 en el mundo, alejándose de la realidad que nos toca vivir a diario y que no solo pasa por la necesidad imperiosa de recuperar la seguridad en nuestras calles,  sino por aquella que implica "emparejar la cancha" para superar la pobreza extrema que en las grandes ciudades mata de hambre y en los campos de frío.

Por eso duele que no se aprobara la Reforma Tributaria y que me disculpe esta Tribuna, pero una Panacea no es, es la herramienta que necesitamos para alcanzar el Bien Común, una herramienta que podrá dar autonomía económica a los territorios como el nuestro. Más dinero en la billetera fiscal solo va en beneficio de las políticas sociales y eso es lo que duele, porque parece que existieran personas a las que les gusta observar la miseria en la que viven algunos/as de mis compatriotas.

En cuanto al todo, los anuncios siempre relacionados con seguridad, con reactivación económica post pandemia, con vivienda, trabajo, previsión social, salud y educación son, desde mi punto de vista los correctos, pero ojo, siempre debemos exigir más pues somos los responsables de que Chile siga siendo el país que amamos, somos los habitantes de esta tierra los que la hacemos vivir y quienes nos gobiernan fueron elegidos por nosotros, así que bajo esa lógica, debemos exigir aún más a nuestro presidente, porque sabemos que es capaz de dar mucho más y que ya, en su segundo año, ha aprendido a cuidarse de aquellos detractores que están acostumbrados a ganar poder con malas prácticas, enlodando la belleza del arte de la política.

Jorge Rivas Figueroa

Administrador Público

Licenciado en Ciencias Políticas