Para impulsar un Programa y mantener una gobernabilidad razonable, se requiere contar con fuerza política propia para legislar y así cumplir con lo prometido. Cuando no es posible disponer de esta capacidad, entonces se hace absolutamente necesario buscar acuerdos políticos fuera de las alianzas, es decir, en la oposición.  Esta acción ya se puso en marcha en el gobierno, haciendo que el Presidente Boric convoque a la oposición a dialogar con el claro propósito de encontrar puntos comunes que permitan superar las diferencias en aquellos temas que son de extrema urgencia para el Gobierno: Reforma provisional y Reforma  Tributaria, entre otros temas de menor envergadura. Estas conversaciones se inician en un ambiente muy beligerante, saturado con otros temas emergentes y con un discurso cruzado que surge en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado e inicio de la dictadura.  También complica muchísimo el caso fundaciones extendido en varias regiones e incluso en alguna gobernada por la derecha.  El logro de un acuerdo político se ve bastante complejo, ya que la oposición se siente muy fortalecida y con mayorías eventuales.  Por otro lado, la alianza de gobierno deja ver algunas fisuras, especialmente desde el socialismo democrático, donde algunos de sus miembros emblemáticos han expresado diferencias en la forma de cómo el ejecutivo ha abordado el caso fundaciones.

Se esperaba, de parte del gobierno,  que el cambio de gabinete tranquilizara las inquietas aguas por donde navegan los temas que son de gran interés y que requieren tener una acogida favorable en el congreso, cuestión que al parecer no se logró, ya que de parte de la oposición ha habido una fuerte reacción, especialmente con el nombramiento del nuevo Ministro de Educación. Todo indica que la fortalecida oposición no está disponible para cualquier acuerdo, más bien deja ver, en sus intervenciones, que todavía requiere más cambios en el gobierno.  De parte de La Moneda se extraña la presencia de un negociador con capacidades especiales que sepa cómo derribar los muros que la derecha ha ido levantando.  La presencia del ex senador Alvaro Elizalde, en el Ministerio  de la Secretaría General de Gobierno,  clave para estos temas, ha tenido muy poco liderazgo y, por cierto, escasos resultados,  traspasando, indirectamente, esta función al mismísimo Presidente, ya que ha tenido que ser él quien convoque y enfrente  a la oposición, dándole a ésta la oportunidad de golpear la mesa de conversaciones y cobrarle al Presidente hasta los dichos de éste referido al rol asumido por el ex ministro del interior de la dictadura Sergio Onofre Jarpa.

El necesario acuerdo político que el país y el gobierno requiere para su gobernabilidad y para avanzar en la agenda política programática, se ve muy distante y de difícil concreción, ya que de ambos lados  tendrían que entrar a sacrificar y a ceder parte de lo suyo, para llegar, políticamente, a lo posible, o al justo término medio, que sabiamente buscaban los griegos en el Gobierno de su República.

Mario Morales Burgos

Profesor.