Opinión

Leamos los diarios

Zenón Jorquera, Zenón Jorquera
Zenón Jorquera / FUENTE: Zenón Jorquera

No porque los titulares de los diarios destaquen algunas calamidades, dejaremos de leerlos. Son las realidades que los diarios están obligados a publicar. Es lo que está pasando en el país y en el mundo que no se puede soslayar. Es el reflejo de los que estamos viviendo todos los días. Los diarios están para informar y eso es lo que hacen. Es verdad que a veces algunos medios exageran con la noticia sensacionalista o la crónica roja, pero no debemos olvidar que hay lectores para cada diario, como igualmente auditores para diferentes radios o televidentes para los distintos canales de televisión. Las preferencias son disímiles.

El Presidente Boric en su discurso en el encuentro anual de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) del miércoles de la semana anterior,  expresó: "Cuando leo los titulares de los diarios... en verdad, leo poco los diarios a estas alturas. Pero es impresionante el afán de preferir las malas noticias. Yo no sé cómo quienes siguen leyendo El Mercurio, La Tercera, La Segunda, quedan con su corazón después, porque, en verdad, es como si viviéramos en un país infernal. Y no estamos en eso".

Al igual que en la columna de la semana pasada, insisto en que no es lo mismo hablar en privado, entre amigos o en público. A estas alturas de la vida y de nuestras responsabilidades, deberíamos tenerlo más que claro. Y cuando habla la máxima autoridad política del país, la prensa está atenta, muy atenta, a lo que él diga. Y las interpretaciones de sus dichos  pueden ser variadas.

La prudencia, además de ser una bonita palabra, es el comportamiento orientado hacia la felicidad, es la virtud de actuar de manera justa, apropiada, adecuada y con moderación. El lenguaje debe ser claro, preciso, cauteloso, especialmente cuando se está frente a una amplia audiencia. 

En una breve columna no podríamos señalar por qué es importante leer los diarios. O ver los noticiarios de la televisión. En definitiva, informarnos. Pero sí podemos decir que no deberíamos ser tan críticos de los medios porque todos nos permiten saber lo que está ocurriendo y evaluarlo para tomar decisiones más acertadas que ayuden a toda la comunidad a mejorar sus condiciones de vida. El país necesita de los diarios. 

Por eso también hay tantos columnistas en cada uno de los medios. Y no sólo es un orgullo serlo para quien escribe y es publicado, sino  que nuestro pensamiento y opiniones sirven para algo. De lo contrario no seríamos considerados en sus páginas. Y sin hacer una defensa de los medios que él nombró, no cabe duda que son reconocidos como los más importantes del país, o los más leídos, o los con mayor tradición. Los lectores de esos diarios, como de cualquier otro, no los leen para satisfacer el espíritu o para solazarse, sino para saber lo que ocurre, para ver cómo quienes tienen circunstancialmente el poder están ejerciendo ese poder para bien de toda la comunidad, del pueblo, del país. Son los diarios los que nos permiten saber lo que dicen y hacen los dirigentes. Los diarios son catalizadores positivos. Sin los diarios, los que ostentan el poder podrían hacer lo que quisieran y nadie se enteraría de sus "errores administrativos", de sus "equivocaciones", lo que expresan en sus discursos, y de todos los "errores no forzados" de esta y de las anteriores administraciones. La lista es amplia. Son muchos los ejemplos. Claro que dan pena, pero es mejor ponerse rojo una vez y ponerle límite, que 100 disgustos, señala un refrán.

Zenón "Cheno" Jorquera

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