Ya no es misterio que la Inteligencia artificial se ha instalado en las vidas de los seres humanos convirtiéndose en una herramienta fundamental para temas tan relevantes, como salvar vidas, u otros muy útiles, como transcribir textos desde un audio.

Sí, es cierto, los ejemplos por muy distante que parezcan, sirven para mostrarnos la importancia que va tomando este proceso que, aunque puede provocar miedo en algunos, genera satisfacciones en los "más", naciendo con ello, también la urgencia de legislar para colocar bordes adecuados y éticos, centrándonos en los beneficios.

Hecho el preámbulo, quiero invitarlos a pensar en cómo debemos convertir a Los Ángeles en una Ciudad Inteligente, porque hacerlo mejorará la calidad de vida de los angelinos, tal como ocurrió en Shangai donde la historia permitió hacer de ella una ciudad nueva, una Smart City.

Según se desprende de la "Metodología de recopilación de indicadores clave de desempeño para ciudades inteligentes y sostenibles" de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas o CEPE, se entiende por Smart City, a una ciudad que logra integrar las tecnologías digitales en las redes y desde allí mejorar la entrega de los servicios que esta brinda a sus habitantes, pero no se detiene en eso, porque también debe contar con una infraestructura que permita este "salto" convirtiéndola, en consecuencia, en una ciudad eficiente y amigable con su entorno, es decir una ciudad donde la vida es grata.

Los Ángeles es una ciudad que ha crecido con escaso ordenamiento, de acuerdo a sus necesidades, sin que las definiciones de crecimiento y expansión lograran encuadrarse de forma correcta en los planes de desarrollo comunal, cuestión que si bien se ha ido subsanando en el día a día, nos abre las puertas y nos permite pensar en una Smart City proyectada a 50 años.

¿Qué veo cuando me imagino a Los Ángeles del futuro? es lo que quiero compartirles y, con ello, provocarlos, abrir un debate de ideas, volver a las discusiones que buscan el crecimiento, dejando de lado los intereses egoístas, porque nosotros nos vamos (morimos) y esto queda para los que siguen (nuestros herederos).

Cuando los invito a proyectarse conmigo quiero decirles que Los Ángeles podría tener estacionamientos conectados, así cuando Usted salga de su casa, ya sabrá la disponibilidad de aparcaderos; semáforos coordinados y flexibles en tiempo real; centros de servicios y comercios estratégicamente ubicados; conectividad gratuita, ciclovías que no afecten a los peatones, sistemas que permitan el ahorro energético, transporte público eficiente y organizado, que no dañe el medio ambiente y no estrese a quienes lo usamos. Lo que quiero decirles, vecinos y vecinas es que una ciudad planificada inteligentemente permite el ahorro de tiempo, lo que nos podría llevar incluso, a recuperar la forma de vida de mis padres (de nuestros padres, si Usted quiere), es decir tranquila y que se desarrollaba al ritmo, recuerde, al ritmo de la naturaleza.

En materia de administración de estas ciudades, la teoría explica que una Ciudad Inteligente o una Smart City permite un trabajo municipal eficiente, con respuestas acordes a las demandas ciudadanas, pero tan importante como esto, es que seremos capaces de dar respuestas inmediatas a nuestros vecinos y vecinas que hoy deben sufrir la impotencia que genera la burocracia.

Esto, sin duda, se conecta con el tricentenario de nuestra comuna, de la que hablé hace algún tiempo, pero que sigue siendo una voz en el desierto, y con la necesidad de planificación, atrasada ya entre nosotros, que recién verá a luz el próximo año, con la nueva discusión del plan regulador.

Angelinos, Angelinas, es tiempo de pensar la ciudad del futuro, proyectarnos y recoger los frutos en 50 años más, donde quizás ya no estemos, pero sí estarán el recuerdo de estas letras que hoy intentan provocarlos.

Patricio Pinilla

Abogado - concejal de Los Ángeles