Opinión

Calor en aumento, es mejor prevenir que curar

Académica Facultad de Medicina UCSC

Tania Grant, Tania Grant
Tania Grant / FUENTE: Tania Grant

Las alzas de temperatura que se prevén para esta temporada estival en la zona centro de Chile son parte de las consecuencias ocasionadas por el cambio climático, que ya es una realidad, por lo que es necesario estar informados y preparados para enfrentarlas.

Hasta hace poco, observábamos con asombro las noticias de olas de calor mortales en Europa, mientras nuestros veranos seguían siendo frescos. Sin embargo, en los últimos años, hemos experimentado condiciones térmicas inusuales que amenazan la salud de las personas y animales, la economía y la seguridad, como evidencian los recientes incendios forestales y urbanos en Santa Juana y Punta Lavapié. Esto subraya la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental, destacando el enfoque de Una Salud (One Health, iniciativa propuesta por la Organización Mundial de la Salud para ofrecer esfuerzos de colaboración multidisciplinaria con el objetivo de lograr una salud óptima para personas, y animales y medioambiente).

Una ola de calor se define por períodos prolongados de temperaturas excepcionalmente altas, superando los valores climáticos normales. Estas condiciones extremas afectan la salud, el medio ambiente y la infraestructura. Según la Dirección Meteorológica de Chile, en el año 2020-2021 se registraron 50 olas de calor en la zona centro-sur, con máximas entre 30 y 37°C. Las principales zonas afectadas fueron Chillán, Lord Cochrane, Temuco, Osorno, Valdivia, Futaleufú, Balmaceda y Alto Palena. En cuanto a las tendencias, estaciones meteorológicas como Curicó, Osorno, Temuco, Lord Cochrane, Calama, Chillán, Santiago y Valdivia muestran un incremento de al menos un evento de ola de calor por década.

Estudios del Centro UC Cambio Global en Chile indican que las altas temperaturas aumentan la probabilidad de consulta médica. La exposición constante afecta la calidad del aire, empeorando las condiciones de salud existentes. Las personas mayores de 80 años, especialmente las que viven solas o con enfermedades preexistentes, son más vulnerables, al igual que los niños y aquellos con enfermedades crónicas o bajo ciertos medicamentos.

El riesgo más grave es el golpe de calor, manifestado por temperatura corporal elevada, piel caliente y seca, dolores de cabeza y confusión.

Ante pronósticos de calor elevado, se aconseja evitar la exposición en horas pico, usar ropa ligera, aplicar protector solar y no dejar a personas o mascotas en vehículos al sol. Se recomienda moderar esfuerzos físicos, mantenerse muy hidratado, ventilar la casa y cuidar la alimentación. En épocas de calor extremo, es vital preocuparse por las personas más vulnerables y tener en cuenta a las mascotas, garantizando hidratación, sombra y evitando superficies calientes.

La prevención implica acciones colaborativas, desde sistemas de alerta temprana hasta mejoras en la vivienda y planificación urbana. Es crucial que los sistemas de salud estén preparados para actuar. Informar a la población sobre las consecuencias y proporcionar medidas preventivas específicas son pasos esenciales hacia una adaptación efectiva a las crecientes temperaturas extremas.

Tania Grant Riquelme

Académica Facultad de Medicina UCSC

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