Reflexiones sobre el cierre de los procesos constitucionales en Chile
El reciente rechazo al texto propuesto por el Consejo Constitucional marca el fin de cuatro años de intensos debates sobre la sustitución de la Constitución de 1980 en Chile. Estos procesos, iniciados tras el Acuerdo por la Paz del 15 de noviembre de 2019, reflejan el esfuerzo conjunto de líderes políticos para encontrar una solución institucional tras el estallido social.
Desde el inicio, el camino fue complejo: un plebiscito de entrada en octubre de 2020, la elección de los 155 convencionales constituyentes en mayo de 2021, y un plebiscito de salida en septiembre de 2022 que rechazó la propuesta con un 62% en contra y un 38% a favor.
El segundo proceso incluyó trabajo parlamentario, debate de expertos, elección de consejeros constitucionales y, finalmente, otro plebiscito de salida. Sin embargo, esta nueva propuesta también fue rechazada, obteniendo un 55,7% en contra frente a un 44,2%.
Estos procesos reflejan un vaivén de opiniones en la sociedad chilena, pero también revelan la falta de conexión entre las propuestas y la ciudadanía. Ni la propuesta de la tía Pikachu ni la del profesor Silva lograron interpretar a los ciudadanos, quienes dijeron basta a procesos constitucionales excluyentes y totalitarios que no representan las necesidades de los y las chilenas.
La ciudadanía ha hecho un llamado urgente a sintonizar con sus necesidades. La mejor forma de lograr esto es escuchar, escuchar y dialogar. Es esencial que la clase política comprenda este mensaje y trabaje en la construcción de un camino más inclusivo y participativo. Ninguna de ambas propuestas consideró el diálogo como punto de partida, sino que impusieron las ideas de grupos que obtuvieron mayorías circunstanciales. Escuchar a los ciudadanos y construir acuerdos que reflejen la diversidad de nuestra sociedad es fundamental para edificar un Chile más representativo y respetuoso de los valores democráticos.
Gastón Saavedra
Senador